PARA GUIAR NUESTRAS ACCIONES


Debemos hacer de nuestra fe el principio tácito que guía cada una de nuestras acciones, el centro de nuestra existencia y de todo lo que hacemos cada día. Debe convertirse en algo tan real para nosotros, tan necesario en nuestras vidas como el aíre que respiramos, porque sin ella nuestra vida carece de sentido y nuestra alma puede morir. Debemos esforzarnos sin cesar en fortalecerla y por hacerla operativa en todas nuestras acciones.
Creo que el medio más seguro para lograrlo es la oración. En la oración hablamos con Dios, le pedimos ayuda, buscamos su perdón o prometemos enmendarnos, y le damos gracias por los favores recibidos. Pero no se puede rezar hablándole al vacío; por eso, en el mismo acto de la oración nos recordamos a nosotros mismos la realidad y la presencia de Dios, fortaleciendo así nuestra fe en El.


De ahí que el ofrecimiento de obras de la mañana sea, al menos para mi, una de las mejores practicas de oración, por muy pasado de moda que a algunos les pueda parecer.
Porque con el, al empezar el día, aceptamos de Dios y le ofrecemos todas las oraciones, las obras y los sufrimientos de la jornada, y eso nos vale para volver a recordar su providencia y su reino.


Walter J.Ciszek (Caminando por valles oscuros)


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