No es un mito
Sorprende un poco que un tercio
del evangelio de hoy haga referencia a datos históricos, “En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio
Pilato…, y Herodes…, y su hermano Felipe…, y Lisanio…, bajo el sumo sacerdocio
de Anás y Caifás”.
Esta larga introducción tiene
una intención desmitificadora. ¡Vamos! Que no estamos hablando de un mito, de un
cuento, sino de hechos históricos. Como decía muy bien el Papa Benedicto: no es
la fe la que da lugar a una historia, es la historia, unos hechos históricos, los
que dan lugar a la fe.
Hoy en día hay un deseo de reducir
a mito todo lo que hace referencia a Jesús. Por ejemplo, cuando la alcaldesa de
Barcelona pone al lado del nacimiento, referencias a cuentos catalanes. Vaya gol nos ha marcado!!.
La jugada parece inocente, porqué no quitan el pesebre, pero el marco en el que
lo sitúan es el mito, el cuento. Y esto es muy peligroso. Prefiero más que lo quiten
a que lo rodeen de referencias a cuentos.
Porqué los mitos, son mitos, y
tienen poca fuerza. Y la historia es la historia, y esta es la que da lugar a
la fe. ¡No nos dejemos robar la historia!
El grito del adviento: “Venid Jesús, venid”. Pienso que es un grito
que ha de brotar de nuestros labios. Pienso que las noticias, lo que pasa, nos
ha de llevar a rezar “Venid Jesús, venid”.
Ante la violencia de género: en diez años, un
millón quinientas mil denuncias (y sabemos que muchas veces las mujeres no
denuncian) y ¡¡trescientas mil condenas!! Ante esto “Venid Jesús venid”. Ante
el lamentable espectáculo de los políticos catalanes: “Venid Jesús venid”. Ante promesas incumplidas sobre el aborto por
cobardía, por motivos electorales: “Venid
Jesús venid”. Ante el drama de los refugiados que desaparece de los medios
de comunicación; “Venid Jesús venid”.
Y tantas otras realidades... “Venid…”
Queremos
que Él venga a nuestra sociedad, a nuestras estructuras, instituciones, y
decisiones... Pero, también intuimos que sólo hay un camino posible: que primero
venga a nuestro corazón.
Hoy Jesús
con este evangelio hace dos “toc-toc” a nuestro corazón. Dos caminos por los cuales
quiere entrar en nosotros.
Primer
“toc-toc”: dice el evangelista “Vino la
palabra de Dios, sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”.
A
través de la palabra, Jesús llama a la puerta de nuestro corazón. La palabra de
Jesús no es como las palabras de los hombres. Sus palabras son espíritu y son
vida. Sus palabras expresan la vida y comunican la vida. Su palabra tiene
capacidad de transformar tu vida. El evangelio
como el libro que tendría que estar cada día en nuestras manos. Él te habla... ¡Propósito
de adviento!
El
otro “toc-toc” de Jesús a nuestro corazón viene de la predicación de Juan: “Y recorrió toda la comarca del Jordán,
predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”. Lo que
propone el profeta que precede a Jesús para poder acogerlo bien, es participar
de un rito que te perdona los pecados. Este rito, hoy en día, se llama Sacramento
de la reconciliación. Por el sacramento de la reconciliación, Jesús llama a la
puerta de tu corazón para abrazarte, para perdonarte, para darte su fuerza que
te aleja del pecado...”
Dice
el Papa Francisco: “Quisiera preguntaros: ¿cuándo ha sido la última vez que te has
confesado?... ¿Son dos días, dos semanas, dos años, veinte años?... si ha pasado mucho tiempo, no pierdas ni un día más, ves, que el
sacerdote será bueno. Está Jesús allí,..., Jesús te recibe, te recibe con mucho
amor. ¡Sé valiente y ves a confesarte!
Celebrar
el Sacramento de la Reconciliación, significa estar envuelto en un abrazo cálido: es el abrazo de la infinita misericordia
del Padre.
Muchos
me habéis dicho que este Papa os gusta, que os encanta, su modo de ser, su
discurso, sus gestos... pero, no tendría sentido que el día que nos habla de la
reconciliación: “por aquí me entra y por aquí me sale”.
Que la soberbia no nos haga menospreciar este sacramento.
“Preparad el camino del Señor, enderezad
sus sendas”. Para poder acogerlo, participemos de un rito que nos
perdona los pecados...
Francesc Jordana
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