AL SERVICIO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN


Nacidas de la experiencia espiritual de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, nuestras Congregaciones adoptan como propia la espiritualidad ignaciana.
Cristo Rey es el centro de nuestra espiritualidad. Deseamos que su Corazón reine en nosotros mismos y en el corazón de toda la sociedad humana. Por eso hacemos nuestra la Verdad evangélica y la llevamos a los demás con el fin de que todos sean Uno (Jn 17,21) en Él y en su Iglesia.
Reino, Verdad, Unidad e Iglesia constituyen el ideal supremo del Instituto.
María ocupa un lugar privilegiado en nuestra espiritualidad bajo el título de su Corazón Inmaculado. Sabemos que viviendo íntimamente unidos a su Corazón, vibraremos más al unísono con el Corazón de Cristo. 
En ellos, por ellos y para ellos trabajamos en la evangelización del varón, adulto o joven, a fin de revivificar  las parroquias.
A través de la Obra de Cooperación Parroquial que es una obra apostólica laical, deseamos evangelizar a los varones, en servicio de las parroquias y para contribuir al fortalecimiento de la vida familiar y social.
Para el logro de este objetivo apostólico, nos sentimos llamados al ministerio de la Palabra en cualquiera de sus múltiples formas, pero dando la preferencia a los Ejercicios Espirituales de S. Ignacio.

Ponemos también a disposición de hombres y jóvenes retiros mensuales, dirección espiritual  y otras actividades para su formación.
 «En una época en la que cada vez es más fuerte la influencia de la secularización y, por otra parte, en la que se experimenta una difundida necesidad de encontrar a Dios, no debe desfallecer la posibilidad de ofrecer espacios
de intensa escucha de su Palabra en el silencio y en la oración».
Benedicto XVI

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