"La prueba del algodón" de nuestra fe.
Si abrimos la tele y vemos un anuncio de un
alimento
que da la vida eterna
que te permite vivir siempre
que te permite resucitar
que hace la vida más autentica
y que hace que Dios esté en ti.
dudaríamos de que este alimento existiera,
pensaríamos: se han pasado con la publicidad del producto... Pero, si quien dice
todo esto es Jesús y no lo dice en la tele sino, en el evangelio, entonces, ya
no podemos dudar... es cien por cien cierto.
Cito ocho frases que Jesús nos dice hoy a nosotros
sobre los efectos de comer el pan de la eucaristía: “vivirá para siempre”, “por
la vida del mundo”, “tenéis vida en vosotros”, “tiene vida eterna”, yo lo
resucitaré en el último día”, “habita en mí y yo en él”, “vivirá por mí”, “vivirá
para siempre”.
¡¡Qué pasada la eucaristía!! ¡Qué don! ¡¡Qué
regalo! Pero, en este anuncio de Jesús de este producto fantástico, falta una
cosa... “este alimento sólo funciona cuando hay una fe activada”.
Es un alimento curioso, sólo te alimenta, sólo
provoca todo esto que dice Jesús si crees que es posible, si lo esperas, si tienes
fe,...
Los otros alimentos no piden fe, te lo comes y
ya está... este alimento pide la fe... y cuanta más fe, más nos alimenta...
Constantemente hemos de hacer nuestra, aquella
oración de los discípulos: “¡danos más fe!”. Tenemos poca fe, la fe mueve montañas
y yo no veo ninguna montaña que se mueva... La fe hace que cosas imposibles
sean posibles, como que Pedro anda sobre
el agua...
Siempre hemos de pedir más fe, y en la solemnidad
de hoy, nos hace falta pedir más fe en su presencia...
“La prueba del algodón” de nuestra fe en la
presencia de Jesucristo, del Hijo unigénito, en el pan de la eucaristía es una
pregunta: ¿Cuántas veces has agradecido su presencia en el pan de la eucaristía?
Aquí tienes tu fe...
Cuando crees que te han hecho un gran regalo,
lo agradeces... si no crees que hay regalo, no lo agradeces...
Imagínate que llegas a casa y tu marido/mujer/hijos/nietos
te regalan un viaje, la vuelta al mundo, un mes dando la vuelta al mundo... qué
gran regalo... les das las gracias cuarenta veces...
¿Cuántas veces has agradecido la presencia de
Dios, del Señor, en el pan de la eucaristía? Aquí tienes tu fe...
“Es que se me ha olvidado hacerlo...” ¡No! Es
que tienes una fe dormida, una fe no activada en su presencia. Y, por esto, este
alimento tan potente no funciona, porque pide la fe. Es condición sine qua non.
La fe viva y activada es una condición sin la cual el pan de la eucaristía no
produce todo aquello que nos decía Jesús en el evangelio.
¡¡Dios presente en un trocito de pan!! , ¡¡¡qué
cosa tan grande!!! Y, a veces, por poca fe, o fe adormecida, vivida con tanta
frialdad, como un mero cumplimiento... Venimos a cumplir...
Si queremos un cristianismo más alegre, pidamos
fe eucarística.
Si queremos más fuerza para evangelizar, pidamos
fe eucarística.
La vida cristiana nace de la eucaristía vivida
con fe viva y activada, no en modo stand by.
Siguiendo con el ejemplo del anuncio de la
tele... dice San Agustín: “Cuando se come a Cristo, se come la vida”. Buena
frase publicitaria... Que el Señor haga crecer en nosotros la fe eucarística.
Francesc Jordana
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