SAN FRANCISCO DE PAULA (Santo Patrón de nuestro Padre Fundador FRANCISCO DE PAULA VALLET)
San Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos,
abandonó el mundo a la edad de quince años para vivir en la soledad. Su fama de
santidad muy pronto le atrajo gran número de compañeros. Los soberanos
pontífices lo tuvieron en gran estima. El rey Luis XI, al fin de su vida, lo
hizo ir a la corte, con la esperanza de recobrar la salud por su intercesión.
Sanó a gran número de enfermos y obró una multitud de otros milagros. Murió en
1508 a la edad de 91 años.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS TRES PRINCIPALES VIRTUDES DE SAN FRANCISCO DE PAULA
I. Tanta fue la caridad de San Francisco de Paula, que
quiso que la divisa de su orden fuese: “Caridad”. Dio prueba de su amor a
Dios dejando todo para agradarle, despreciando todos los placeres, y buscando
sólo su gloria en todo. Mostró su amor por el prójimo curando a los enfermos
y trabajando con ardor en la salvación de las almas. ¿Cómo imitas tú la
caridad de este santo?
II. El aborrecimiento que tenía a su cuerpo lo hizo
abrazar un género de vida severísimo: se alimentaba sólo con aquello que se
permite en la cuaresma, rigurosísima en su tiempo. Quiso que sus hijos se
obligasen por un cuarto voto a practicar la misma austeridad. Un día este
santo condenará tus refinamientos y tus excesos. ¡Su vida fue una continua cuaresma
y tú no la puedes observar una vez al año! Si pensases en la hiel y el
vinagre que ofrecieron a Nuestro Señor en la cruz y en el amargo brebaje que
se destina en el infierno para los hombres sensuales, pronto te corregirías
de tu glotonería.
III. Durante toda su vida manifestose su humildad; quiso
pasar desconocido ante los hombres; fue menester una orden expresa del Papa
para obligarlo a ir a la corte de Luis XI. El nombre de mínimos, que dio a
sus hijos, deja ver a las claras el particular amor que profesaba a esta
virtud. Imitando el ejemplo de este santo, huye de la vanidad en la
medida en que vayas siendo mejor: los otros vicios se desarrollan a fuerza de
vicio, la vanidad hace su pedestal con la virtud misma (San Euquerio).
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Nuestro Fundador Padre Francisco de Paula Vallet
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