“Vigilad”

Cuando era pequeño, con mi hermano y los amigos del pueblo, nos lo pasábamos bien como todos los niños que antes vivían en el campo. Jugábamos a fútbol, ​​a pelota mano, al “bote”; hacíamos barcas para “navegar” por las balsas; entrábamos en los edificios abandonados y derruidos; construíamos cabañas sobre las encinas y bajábamos a bañarnos al depósito de Cal Castell. En casa, preocupados porque no nos hiciéramos daño, nos decían: “vigilad”; “no hagáis el tonto”, “no os pongáis en peligro”.

Hoy, como pastor, os debo advertir de algunos peligros para vuestra vida. Hace mucho tiempo que no oís hablar de la acción del Maligno y de aquellas acciones o prácticas que abren la puerta de nuestra alma a su influencia o invasión. Como en estos últimos tiempos la realidad me ha hecho abrir los ojos ante este fenómeno, os tengo que decir: “¡Vigilad!”.

Todos sabéis que el pecado, especialmente cuando es muy grave, abre puertas al Maligno. Quizás es menos sabido que también las prácticas ocultas, cada vez más populares entre nosotros, también “abren puertas”. 

Hablo de las prácticas esotéricas que proliferan tanto en centros de bienestar y alimentación, como en las escuelas, hospitales, socio sanitarios y geriátricos bajo el aspecto de terapias útiles para la relajación y la mejora del estado físico e interior. 

Hablo también del auge de las brujas, videntes y tiradores de cartas que irrumpen en las fiestas populares de nuestros pueblos y ciudades y, sobre todo, en las cadenas televisivas nocturnas, como si fueran cosas inocuas, simpáticas, diferentes y divertidas. 

Hablo, además, del espiritismo que seduce no sólo los adolescentes curiosos sino también a tantas personas que no consiguen vivir bien el luto o que viven agobiados por conflictos relacionales o laborales.

Si os aviso del peligro de estas ofertas no es porque sea un tipo raro que ve el diablo en todas partes. Muchos sabéis que tiendo a racionalista, que soy poco amigo de fantasías y maravillas y que no tengo ninguna manía contra el folclore popular decorado de demonios y de fuego.

No os hablo de esto para asustaros, ni para volver a tiempos pasados ​​en los que sólo se hablaba de este tema. Os recuerdo sólo lo que dice el Catecismo [2111-2117] y os confieso que atiendo y acompaño a personas que han recorrido estos caminos y ahora piden ser liberadas del que está destruyéndoles la vida y la salud. 

Y para que no os confundáis: todos los que atiendo, cuando practicaban todas estas terapias, nunca tenían conciencia de hacer nada peligroso. Por el contrario, estaban convencidos de que les reportaría bienestar físico y espiritual, que les abriría el sentido a la vida o les apaciguaría el dolor o el sufrimiento.

¡Apartaos del pecado, convertíos y dejad todas estas prácticas! Estamos a las puertas del año de la misericordia. Dios está cerca para consolar y curar todos los que están agobiados por las obras del Maligno. 

Este curso, más que nunca, todos los sacerdotes y yo mismo estamos a vuestro servicio. Jesús nos envió a predicar la conversión, a sacar demonios y curar enfermos (Mc 6, 7.12-13). ¡Estamos a punto! ¡Si alguna vez necesitáis la liberación de Dios no os faltará este ministerio!

Xavier Novell, Religion en libertad

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