Mil caras co un único propósito
¿Cómo sabes que eso es bueno? ¿Estás seguro? Estas u otras preguntas nos aparecen constantemente ante decisiones, deseos, motivaciones con las que tenemos que lidiar en la vida cotidiana.
Ignacio de Loyola se había estudiado a sí mismo y conocía cómo actuaba lo que él llamaba el “mal espíritu.” Es algo que no viene de Dios y nos intenta dañar de cualquier manera.
En los Ejercicios Espirituales se nos avisa que nos engaña mucho más de lo que creemos. Cuando vamos bien, animados y haciendo lo que debemos actúa entristeciéndonos, con trampas, para que lo dejemos.
En cambio, cuando estamos avanzando por sendas que hacen y nos hacen daño sin saberlo, el mal espíritu nos incita a continuar con más tentación, más estímulos y acallando la conciencia.
Se disfraza de infinitas maneras. Tiene mil caras. Todo con un único propósito: equivocarnos y alejarnos de Dios y de los demás.
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