Beatificación del Dr Guardiet

La Iglesia española se prepara para celebrar la beatificación de 522 mártires españoles en la ciudad de Tarragona, cuna de los primeros mártires de nuestro país.
Entre ellos tenemos la alegría de contar con el Dr Josep Guardiet, párroco de Rubí, que además de ser de nuestra diócesis fue un gran amigo y colaborador del P. Vallet, e impulsor de su Obra de Ejercicios Espirituales en Cataluña. Por eso estamos haciendo lo posible para participar con nuestros ejercitantes en este acontecimiento tan importante.

Los mártires son los que han recibido esta gracia insigne que San Ignacio califica como el Tercer grado de amor" o llamado también "Tercer grado de humildad": "siendo igual alabanza y gloria de la divina majestad, por imitar y parecer más actualmente a Cristo nuestro Señor, quiero y elijo pobreza con Cristo pobre más que riqueza, oprobios con Cristo lleno de ellos más que honores; y deseo de ser estimado por vano y loco por Cristo que primero fue tenido por tal, más que por sabio ni prudente en este mundo".
Es lo que vivió el Dr. Josep Guardiet, párroco de Rubí . Nuestro Obispo Monseñor Josep Angel Saiz Meneses, lo puso ya de relieve en una Carta pastoral dominical que os compartimos. En ella explicita la alusión de la estrecha amistad que unía al Dr. Guardiet con nuestro fundador el P. Francisco de Paula Vallet.
Es hermoso este testimonio de un pastor que vela hasta el final por los que le son encomendados.

   "Al estallar los hechos de julio de 1936, el rector de Rubí rechazó todas las ofertas de huir o de esconderse. “No he hecho mal a nadie y no tengo miedo”, respondía a quienes le hacían estas ofertas. Fue detenido el día 21 de julio de 1936 y llevado a un calabozo en el que había otras veinte personas.
     La noche del 2 al 3 de agosto se recibió la orden del Comité  Central de Milicias de Barcelona de entregar a los presos. El Comité  local decidió entregar a tres y dejar escapar al resto. Los elegidos para ser entregados fueron el doctor Guardiet y los señores Grau i Moliné, a quienes dijeron los llevaban a declarar. Cuando el vehículo que los trasladaba llegó al lugar llamado “Pi Bessó”, en l’Arrabassada, pasados tres kilómetros de San Cugat en dirección a Barcelona, les obligaron a bajar.
     En aquellos momentos el doctor Guardiet intercedió para que se respetara la vida de sus compañeros, ya que eran padres de familia –y uno de ellos con una hija minusválida-, ofreciéndose él como única víctima, pero su petición no fue escuchada y murió perdonando a sus verdugos. Al día siguiente, trasladado su cadáver al Hospital Clínico, fue identificado por su sobrina.
     Desde que fue conocida su muerte, aquel sacerdote tan estimado en vida por sus virtudes fue considerado como santo y mártir. El cardenal Gomá, al saberlo, dijo: “Ciertamente, era la única manera en que podía, debía y merecía morir el gran párroco Josep Guardiet”.
     El proceso diocesano para su beatificación se inició en la archidiócesis de Barcelona. Ha sido y es su vicepostulador un laico de nuestra diócesis, el señor Miquel Montoliu i Martí...
     El Dr. Guardiet era amigo del padre Francesc de Paula Vallet i Arnau, promotor de muchas tandas de Ejercicios Espirituales que renovaron la vida cristiana en muchas parroquias de Cataluña y fundador de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey. En los años de los hechos que ahora nos ocupan, el Padre Vallet, desde Francia, seguía los acontecimientos de Cataluña.

    En la colección de fotos de tandas de ejercicios dirigidos por él en Francia, está esta foto que se ha puesto en la portada del libro del padre Antoni Sospedra. El doctor Guardiet aparece entre un joven sacerdote de la diócesis de Urgell, el doctor Navarro, situado a su derecha, y el padre Vallet, a su izquierda. Y seguramente la mano del padre Vallet dibujó en ella una palma, símbolo del martirio, y escribió estas palabras: “Mártir de Cristo”.
     Este es el título que mejor le pertoca  a este sacerdote que todos esperamos ver un día elevado a los altares para animarnos a todos a ser fieles a la fe cristiana en las circunstancias actuales."
     + Josep Saiz Meneses, Obispo de Terrassa

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