María, Estrella de la Evangelización
El Papa Francisco ha suscitado mucho interés y simpatía por sus hechos y sus palabras, tanto entre los miembros de la Iglesia como en personas que no sienten su pertenencia a la misma. Personalmente, he de confesar que un aspecto de su personalidad que me impresiona especialmente –entre muchos otros- es su profunda devoción mariana.
En su primera intervención ante el pueblo reunido en la plaza de San Pedro, después de rezar con el padrenuestro, el avemaría y el gloria, les anunció: “Nos veremos pronto. Mañana quiero ir a rezar ante la Virgen, para que proteja a toda Roma”. Y de buena mañana, el 14 de marzo llevó un ramo de rosas y fue a rezar ante la imagen de la Salus Populi Romani, en la basílica mariana de Roma, Santa María la Mayor.
En su primera intervención ante el pueblo reunido en la plaza de San Pedro, después de rezar con el padrenuestro, el avemaría y el gloria, les anunció: “Nos veremos pronto. Mañana quiero ir a rezar ante la Virgen, para que proteja a toda Roma”. Y de buena mañana, el 14 de marzo llevó un ramo de rosas y fue a rezar ante la imagen de la Salus Populi Romani, en la basílica mariana de Roma, Santa María la Mayor.
El Papa Francisco está muy interesado en anunciar a Jesucristo a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Es lo que queremos expresar con la palabra “evangelización”, el primer –o los sucesivos anuncios del Señor- a aquellos que no le conocen o se han alejado de él.
Pero es muy ejemplar ver cómo confía esta tarea y sus frutos al Espíritu Santo y a María. En su primer discurso a los cardenales –el 15 de marzo, les dijo: “Confío mi ministerio y vuestro ministerio a la poderosa intercesión de María, nuestra Madre, Madre de la Iglesia, para que, bajo su mirada maternal, cada uno de nosotros pueda caminar feliz y dócil a la voz de su divino Hijo, reforzando la unidad, perseverando en la oración y testimoniando la fe en la presencia continua del Señor”.
Y en su primer encuentro con los periodistas, consciente de que estaba ante un grupo religiosamente muy plural, unió el testimonio y el respeto a todos, al decirles. “Os encomiendo a la intercesión de la bienaventurada Virgen María, Estrella de la Evangelización”. Me parece muy expresivo este título que, si no recuerdo mal, ya le dio el beato Juan Pablo II a Santa María.
María nos invita a evangelizar con un estilo lleno de respeto y de sincero afecto, no con estilo de dureza y de imposición. Las palabras finales del Papa ante casi seis mil periodistas fueron: “Os he dicho que os daba de corazón la bendición. Como que muchos de vosotros no pertenecéis a la Iglesia Católica, y otros no son creyentes, de corazón os doy esta bendición en silencio a cada uno de vosotros, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de vosotros es hijo de Dios. ¡Que Dios os bendiga!”.
María nos invita a evangelizar con un estilo lleno de respeto y de sincero afecto, no con estilo de dureza y de imposición. Las palabras finales del Papa ante casi seis mil periodistas fueron: “Os he dicho que os daba de corazón la bendición. Como que muchos de vosotros no pertenecéis a la Iglesia Católica, y otros no son creyentes, de corazón os doy esta bendición en silencio a cada uno de vosotros, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de vosotros es hijo de Dios. ¡Que Dios os bendiga!”.
Y durante su reciente viaje a Río de Janeiro, para la Jornada Mundial de la Juventud, ha querido dedicar toda una jornada, la del miércoles 24 de julio, a peregrinar al santuario de la Inmaculada Concepción de Aparecida, patrona de Brasil, para confiarle la evangelización de los jóvenes y del mundo de hoy.
María, Estrella de la Evangelización, es intercesora para que nuestra palabra pueda abrir los corazones a Jesucristo. Y, además, ella nos inspira un estilo maternal para evangelizar bien.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
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