El descanso del guerrero


Compartimos hoy el testimonio de una gran amiga que ha realizado los últimos Ejercicios en nuestra Casa
Como este verano no se ha convocado misiones, debido a  que los padres CPCR, están con su Capítulo General, ésta ha sido una buena ocasión, para retirarme a reforzar mi vida espiritual.
Y qué mejor manera de empezar mis vacaciones ¡
Sinceramente, tengo que decir, que además me ha servido para descansar física y psicológicamente. Es como “el descanso del guerrero”, en el que uno deja de lado todos “sus marrones” sobre su mesa,  y se dedica a disfrutar de la compañía de Dios, de una forma más intensa.
Yo me imaginaba que iba a echar de menos las meditaciones del P. Pedro Cura, pues él, relataba los capítulos de la Pasión de Cristo, como pocos. Y daba gusto escuchar, con que sentimiento, contaba  la vida de los Santos, y recitaba sus citas.
Pero está claro, que no hay dos E. Espirituales iguales.
Este año, los ha predicado el P. Hernán Pereda, y me han encantado ¡
Yo destacaría tres puntos que me han ayudado tanto, como sorprendido:
1)- El paralelismo que hizo el padre, entre El  Antiguo y El Nuevo Testamento.
2)- La descripción de los momentos de Consolación y Desolación, por los que todos pasamos, y que son normales y necesarios.
3)- El tomar conciencia de La Grandeza de la Eucaristía.

1) El padre Hernán, nos habló de que, de la misma manera que les ocurrió a los patriarcas de la Antigüedad: a Abraham, a Moisés , a Elías y finalmente a Jesús, nosotros también hemos de pasar por nuestro desierto particular, por nuestro Éxodo. El desierto, implica retirarse a pensar. El Éxodo no es un camino geográfico , sino antropológico, de Conversión. Que no es otro que el de la Cruz.
Pero después del desierto, nos espera la gran fiesta de La Pascua, si hemos sabido caminar como peregrinos. Peregrinos significa, ir ligeros de carga, pues  “Venimos de Dios y vamos hacia Dios”. Y para ello,  hay que “librar la Gran Batalla “ como decía S. Ignacio de Loyola. Hay que despojarse de los falsos Ídolos, para alcanzar la verdadera libertad.

2) Después,  nos habló de que en la vida espiritual, hay altibajos. Estados ondulantes, como les llamaba S. Ignacio.
 Esos momentos, que nosotros conocemos como optimismo y pesimismo. San Bernardo, ya hablaba de Consolación y Desolación .
Y en ello se basan las reglas de discernimiento de espíritu, según de San Ignacio.
Lo que yo no me había planteado nunca, es que fuese el Espíritu Maligno,  el que provocase estos estados de tristeza,  en los que van de bien en mejor, queriendo darles falsas razones para desanimarlos. En cambio, para los que van de mal en peor, ocurre lo contrario, y es el Buen Espíritu el que puede provocarles desolaciones, para hacerlos reaccionar, que se conviertan y cambien de vida.


Estas pueden ayudarnos a conocer mejor nuestro interior, y así conseguir una mayor madurez y estabilidad.
Entonces, cuando tienes que hacer un discernimiento, solo debes fiarte de los momentos de Consolación, donde la inspiración viene de Dios. Y no desanimarte en los momentos de tristeza, pues eso es lo que el demonio quiere.
Conclusión:
En los períodos de alegría, fuerza y entusiasmo, Dios nos muestra cuánto nos quiere , y es así como crecemos.
Y en los períodos de desgana y debilidad, tenemos la oportunidad de demostrarle, cuanto le queremos. Y es así como nos robustecemos.
No hay como saber esto, para  “conocerse a uno mismo”. Si conocemos nuestro interior, conseguiremos la madurez y ello nos dará estabilidad.

3) Por último, un día, el padre quiso ponernos de relieve la grandeza de la Eucaristía,  narrándonos, entre otros episodios,  la predicación de Jesús en la sinagoga, cuando anunció: “Yo soy el Pan de Vida, el que Me come, tendrá vida eterna”, y que provocó un gran escándalo entre sus seguidores, pues pocos lo entendieron.  
Después el padre, celebró una Eucaristía muy familiar, poniendo los bancos en círculo, para que lo viviésemos como los primeros cristianos.
Fue una celebración muy entrañable ¡
 Creo que todos, nos emocionamos un poco. Pero no se puede explicar, se tiene que vivir.

4)No quiero dejar de añadir, un cuarto punto, que me ha ayudado tanto como las predicaciones:
Es el ejemplo de las hermanas, con su trabajo callado, volcándose para que nuestra estancia en la casa, fuese lo más confortable posible, hasta el más mínimo detalle. Pendientes de cualquier necesidad, ya sea de logística, de régimen alimenticio o desplazamientos.

Os animo a todos, en la medida de lo posible, a no dejar de acudir  cada año, a hacer Ejercicios Espirituales, pues lo beneficios son cuantiosos.

Un abrazo en Cristo ,


Mª Ángeles Borrell

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