cuidar la materia y el modo de orar



Hay lugares que nos hacen bailar y otros que disfrutemos de una buena conversación. Días para pasear y días para quedarse en casa con un buen libro. Olores que abren el apetito y otros que lo cierran durante días.

Es curioso cómo lo exterior influye en lo interior y viceversa. Ambas son las caras de una misma valiosa moneda: yo mismo. Así como el ánimo, el tiempo o el tipo de ocasión influyen en nuestra manera de vestir, el entorno influye en nuestra vida interior. Pero esta segunda parte se olvida con facilidad, como si la oración no dependiera de nada exterior.

San Ignacio, cuidadoso de la imagen en su juventud, reorienta esta sensibilidad hacia la vida espiritual en lo que llama "adiciones", ayudas para la oración. Por eso nos invita a cuidar la materia y el modo de orar, el entorno e incluso la postura, buscando que todo por dentro y por fuera conduzca a ese Encuentro.

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