La devoción a María al cielo nos guía

 
Así decía Miguel Conesa nada más llegar como párroco a Bullas en unas palabras que escucharlas ahora sobrecogen: “el amar mucho a la Virgen es una fuente de bendición porque eso nos ayudará a amar más a Dios y a amar a los hermanos”.
Fue en una entrevista en la Radio local de Bullas y nadie podría pensar el significado que tienen hoy esas palabras. Miguel Conesa, falleció el pasado fin de semana, junto a otros 13 feligreses. La parroquia había organizado el viaje de peregrinación al Cerro de los Ángeles para visitar a Santa Madre Maravillas. Un trágico accidente de autobús se llevó sus vidas.
“En mi vida todo se lo debo a la Virgen, he sentido como la Virgen alentaba y cuidaba mi vocación sacerdotal”, explicaba Miguel Conesa. Había pasado por las parroquias de San Miguel ( Murcia ), San Pedro y Nuestra Señora de Monserrat, en las pedanías de Las Palas y La Pinilla, respectivamente, en Fuente Álamo, y San Antonio de Padua, de la diputación de Tallante, en Cartagena. Fue coadjutor de la iglesia de San Bartolomé-Santa María, de Murcia , y de ese último año al actual, párroco de la de Nuestra Señora de la Esperanza, de Cartagena. Ahora llegaba a Bullas: “Es una bendición que un pueblo de Dios (Bullas) tenga a su Madre como patrona”, decía en referencia a Nuestra Señora del Rosario.
 Terminaba su entrevista con una petición a todo el pueblo de Bullas, una petición que meses después suena a epitafio: “Invocarla con confianza en las necesidades y darle gracias por las bendiciones que nos da e imitarla. Me gustaría que cada corazón de cada hijo de Bullas fuera ese altar donde reina la Virgen, porque intentemos imitarla. Si todos tuviéramos el corazón de la Virgen como cambiaría la sociedad”.
  El, de alguna manera ya hizo de “Madre” y consiguió salvar la vida de unos de estos hijos de Bullas. En un último acto de bondad, el párroco pudo salvarle la vida a David, uno de los jóvenes, que se encontraba sentado a su lado. No dudó en ponerle el cinturón de seguridad, lo que le salvó la vida y podría haber salvado la suya. A él no le dio tiempo a ponerse el suyo.
  Seguramente Miguel Conesa y los 13 feligreses de Bullas ya estarán en brazo de María y Nuestra Señora del Rosario es quien ahora puede dar fuerza y recobrar el ánimo a los “desesperados” habitantes de esta pequeña localidad murciana.
 Aleteia

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