La aventura Alpha
Un garaje convertido en salón comedor.
Un familia en anfitriona de una fiesta misteriosa.
Un equipo fantástico en espectación de la respuesta de montón de gente que habían invitado: ¿faltará sitio? decían unos. ¿Interesará esto a alguien? se cuestionaban los otros.... Todo una espectación
Semana de reuniones, preparativos, coordinación de unos y otros."Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles"
Se desplegó toda una cadena de oración sin la cual esto hubiera sido uuna locura: mendigando oraciones a conventos, niños, enfermos, Horas Santas en varios puntos...
Y llegó el gran día que preparábamos desde el mes de abril.
Todo el equipo como de gala, sin olvidar lo inolvidable, el atuendo de la alegría y caridad propia de los discípulos de Cristo.
Los asientos se iban rellenando. Parecía que una mesa quedaría sin nadie pero hubo un goteo constante hasta completar el último lugar. 55 asientos
Ambiente distendido, agradable, familiar, entrañable...
Nuestro amigo Pau Tarruell con gran maestría, con su talante musical, su don de gentes y su profundidad de pensamiento expuso el tema de presentación : "El cristianismo ¿falso?, ¿aburrido?, ¿irrelevante?"
Nuestro gran amigo y asesor de primera, Fernando, veterano en Cursos Alpha vino con un matrimonio que dió un buen testimonio de cómo este curso le había cambiado la vida. Gracias, ¡son gestos que nos marcaron mucho!
Y, los niños, lejos de aburrirse tuvieron no tanto un banquete como un mago, sí, a Truquichán, que les deleitó con sus números durante gran parte de la velada.
Gracias a todos sin excepción, temería olvidar a alguien queriendo nombrar a todos, por tanta disponibiidad y docilidad a lo que el Espíritu ha ido disponiendo.
Terminamos compartiendo el testimonio recibido esta mañana por uno de los que generosamente han querido colaborar en esta aventura apostólica.
"El Espíritu Santo sopla "donde quiere" y no rechaza nunca el anhelo de
quien lo espera, lo llama y lo acoge. Observando las fotos y rememorando
la experiencia de ayer -la vivencia de la oración ante el Santísimo en
un pequeño Tabor con una decena de personas invocando al Espíritu para
que derramase su gracia sobre los presentes en la cena y escuchando
luego la alegría de los amigos que recibieron a este "dulce huésped del
alma"- solo se puede exclamar con fuerza: gracias Señor por tus
bendiciones. ¡Que el Espíritu siga muy presente en este curso y bendice
con tu gracia a las hermanas, a los organizadores, a los
conferenciantes, a los líderes de mesa y, sobre todo, a aquellos que
ayer noche dijeron "sí" a tu llamada! Felicidades a todos"
Seguimos contando con vuestro apoyo oracional sin el cual no llegamos lejos.
Comentarios
Publicar un comentario
A la hora de expresarse tengamos en cuenta la ley de la Caridad