«¿Estoy verdaderamente dispuesta o dispuesto a servir, a ayudar al otro?»
Esto es conmovedor. Jesús que lava a los pies a sus discípulos. Pedro no
comprende nada, lo rechaza. Pero Jesús se lo ha explicado. Jesús –Dios–
ha hecho esto. Y Él mismo lo explica a los discípulos: «¿Comprendéis lo
que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el
Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro,
os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a
otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros,
vosotros también lo hagáis» (Jn 13,12-15).
Es el ejemplo del
Señor: Él es el más importante y lava los pies porque, entre nosotros,
el que está más en alto debe estar al servicio de los otros. Y esto es
un símbolo, es un signo, ¿no? Lavar los pies es: «yo estoy a tu
servicio». Y también nosotros, entre nosotros, no es que debamos
lavarnos los pies todos los días los unos a los otros, pero entonces,
¿qué significa? Que debemos ayudarnos, los unos a los otros.
A veces
estoy enfadado con uno, o con una... pero... olvídalo, olvídalo, y si te
pide un favor, hazlo. Ayudarse unos a otros: esto es lo que Jesús nos
enseña y esto es lo que yo hago, y lo hago de corazón, porque es mi
deber.
Como sacerdote y como obispo debo estar a vuestro servicio. Pero
es un deber que viene del corazón: lo amo. Amo esto y amo hacerlo porque
el Señor así me lo ha enseñando. Pero también vosotros, ayudadnos:
ayudadnos siempre. Los unos a los otros.
Y así, ayudándonos, nos haremos
bien. Ahora haremos esta ceremonia de lavarnos los pies y pensemos: que
cada uno de nosotros piense: «¿Estoy verdaderamente dispuesta o
dispuesto a servir, a ayudar al otro?». Pensemos esto, solamente.
Y
pensemos que este signo es una caricia de Jesús, que Él hace, porque
Jesús ha venido precisamente para esto, para servir, para ayudarnos.
Papa Francisco, Jueves Santo 2013
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