Un testimonio del campo de trabajo para la Virgen
Mi vida estaba hundida,
nada tenía sentido para mí, sin trabajo, sin dinero, con un hijo.
Me pasaba las
horas en casa jugando a videojuegos y fumando drogas y mis compañías no eran
las más adecuadas.
Todo cambió cuando asistí al campo de trabajo. Empecé a relacionarme
con chicos de todas partes y a trabajar en equipo. Asistíamos a charlas
espirituales y me encontré con el Señor, algo que llevaba buscando desde hacía
mucho tiempo.
En ese preciso momento toda mi vida anterior dejó de
atormentarme, los errores del pasado ya no tenían importancia, toda la
oscuridad de mi alrededor se volvió luz.
Por fin conseguí la felicidad que
tanto anhelaba y la mujer que tanto había deseado y que perdí por culpa de mi
inmadurez y mi orgullo.
Antes siempre iba serio y decaído, con tristeza y sin
motivación. Ahora salgo cada día con una sonrisa en la cara y dando las gracias
a todo lo que me rodea.
Gracias a la ayuda de las hermanas CPCR, de los chicos
del campo de trabajo y al padre Hernán, mi vida ha recuperado toda la
motivación y la fuerza para seguir adelante.
Veo a mi hijo cada día y veo la
belleza de Dios en todas las cosas que ha creado cuando antes no veia más allá
de mis narices.
He aprendido a amar con el corazón y no con los ojos.
Dani, rezamos todos por ti, para que esta experiencia permanezca y te haga crecer aún mas en el amor a Dios
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