SOLO QUEDA... UN MES!!!

   
   SOLO QUEDA UN MES...!!!!!!
   Solo un mes para ese encuentro internacional de jóvenes que son las JMJ. Todos lo estamos preparando y disfrutando con mucha ilusión. 




    Juan Pablo II siempre confió en los jóvenes y les otorgó un gran protagonismo en la vida de la Iglesia y en su misión evangelizadora. Al cabo de los años ha cobrado mucha fuerza significativa y profética un gesto espontáneo en el inicio de su pontificado. Era el domingo 22 de octubre de 1978. Al terminar la solemne misa de inauguración de su ministerio de sucesor de Pedro, recitó con todos los presentes en la plaza de San Pedro la plegaria del ángelus y les dirigió unas palabras. Al final, improvisó unas palabras para los jóvenes presentes, que no cesaban de aclamarlo: “Vosotros sois el futuro del mundo, la esperanza de la Iglesia. Sois mi esperanza”.



     Los hechos irían confirmando estas palabras. En 1984 invitó a los jóvenes de todo el mundo a celebrar el Jubileo Internacional de la Juventud en Roma, el domingo de Ramos, 14 de abril. La respuesta fue espectacular y asombrosa. El año siguiente, 1985, fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Juventud, lo cual constituyó la ocasión de otro gran encuentro del Papa con los jóvenes y de la publicación de una Carta apostólica a los jóvenes y las jóvenes del mundo, un texto extraordinario que mantiene toda su vigencia. Y el 20 de diciembre de aquel mismo año, anunciaba la creación de las JMJ. Como es sabido, el Santo Padre Benedicto XVI ha dado continuidad a este legado y  lo ha integrado en su programa pastoral con un carisma y un estilo propios.



     La JMJ ha de ser considerada desde la perspectiva  de la peregrinación de la fe. Los jóvenes periódicamente son invitados a convertirse en peregrinos por los caminos del mundo y a construir puentes de fraternidad y de esperanza entre personas, pueblos y culturas. Animo a todos mis diocesanos a trabajar para que las jornadas previas en nuestra diócesis y los días centrales de la próxima JMJ puedan ser para muchos jóvenes un auténtico encuentro con Cristo y con los hermanos en la fe. Y así puedan decirse lo que se dijeron los dos  discípulos de Emaús: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24,32).

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