NUESTRA QUERIDA HERMANA


Imagen de su recordatorio mortuorio

Una vez más hemos constatado las palabras del Señor: "el Hijo del Hombre vendrá como un ladrón". Son las consideraciones que marcan nuestro comienzo cuaresmal
Aunque nuestra Hermana Mª del Carmen estaba muy enferma, creíamos que saldría de esta como de tantas otras hospitalizaciones que fue acumulando. Muchos amigos nos ayudaron a acompañarla en estas últimas semanas con una cadena de generosidad y disponibilidad que no podemos agradecer suficientemente.
En la madrugada del martes 8 llamaron diciendo que el estado se agravaba. Cuando llegué lo más rápidamente que pude hacía 5 minutos que nuestro Señor había pasado ya a buscarla. Estaba aún caliente, pero no pude recoger su último suspiro, su última mirada, su última sonrisa quizás.
El Señor que la había consagrado enteramente, lo tomó todo hasta el final.
Murió en el mes dedicado a San José al que ella tenía una gran devoción: "A mí San José nunca me niega nada" solía decir con convicción. Y le gustaban las imágenes de san José pero jovencito, no viejo.
la otra cara de su recordatorio mortuorio
Su cuerpo fue trasladado a nuestra casa donde muchos amigos vinieron a verla una última vez.
Las exequias que reunieron no solo a varias hermanas de nuestra Congregación, sino también a sus familiares y numerosos amigos y ejercitantes, fueron presididas por Mossén Jaume González,que fue estos últimos años su director espiritual. Concelebraron con él nuestro párroco Mossén Joaquim Fluriach, y dos jóvenes sacerdotes más.
Les compartimos algunos extractos de la Homelía de Mossén Jaume que destacan bien la personalidad de nuestra querida hermana.
"...el camino de quien profesa la vida religiosa, de nuestra hna. M. del Carmen fue andar con las palabras de Cristo en los labios para que toda la vida, cuerpo y alma, sea configurada a Cristo, el crucificado, el viviente. La cruz con el corazón rojo que recibe una Cooperatriz el día de su profesión temporal, y el Crucifijo que le es entregado en la profesión perpetua, ¿no son imágenes claras de que la religiosa nace de la misma cruz del redentor y que a su persona ha entregado toda su vida, alma y cuerpo? 

¿No brota de esa cruz, acogida en lo más hondo del corazón, toda la vida de oración, y la vida fraterna en comunidad, y la fuerza apostólica de la Cooperatriz? ¿De dónde, si no de su Señor, sacó nuestra hermana fuerzas para tanta misión?
Sale bien joven de su querido pueblo toledano de Calzada de Oropesa para dirigirse al noviciado en Pozuelo. Desde allí mucho le esperaba: superiora en Uruguay y también maestra de novicias de aquella reciente fundación, para pasar, al cabo de unos años a crear la primera comunidad en Rosario, Argentina. ¡Cómo se le iluminaba el rostro al hablar de esos años!

Maestra de novicias en Salto, Uruguay
Después en Chabeuil, Francia, donde estará más de veinte años, desarrollará una labor magnífica de evangelización entre los emigrantes españoles. Allí hizo muy buenas amistades, se sentía útil, podía entregarse a los demás, hablar de Jesucristo y hacer compañía a quienes no lo pasaban bien, lejos de su casa.  Un monje, de un monasterio cercano, hombre de Dios, escuchaba sus desahogos espirituales. A menudo hablaba de él con gratitud, pasados los años. Eran dos almas contemplativas. 
En Nyons con los emigrantes españoles
En 1989 llega a Caldes, y pasa a formar parte de esta querida comunidad. Yo llevaba pocos meses ordenado sacerdote y, sin embargo, a pesar de mi total inexperiencia, empieza a abrirme su corazón espiritualmente. Sentir la pasión por las cosas de Dios como ella la sentía, ¡cuánto bien me hizo! También me iluminaba cuando la escuchaba hablar enamorada de su vocación, de su familia religiosa. Y, ¡cómo no, de su familia carnal! ¡Cuánto amor para con los suyos! Soy testigo privilegiado de su alegría cuando algo bueno os sucedía, y de su pesar cuando pasabais algún sufrimiento. Siempre estaba cerca de todos vosotros, siempre. Os lo aseguro.
con su hermano Tomás y Carmencita, su cuñada
Dos años, todavía, la alejaron de nosotros, para instalarse en Ars, Francia. Fue un tiempo breve, pero intenso. Su maternidad espiritual para con aquellos seminaristas o sacerdotes jóvenes fue grande. ¡Cuánto bien hizo a muchos!  Porque para nuestra hermana un sacerdote siempre fue alguien realmente importante. Nunca comprendió lo que no se puede comprender en un sacerdote; nunca se avino a imágenes devaluadas del sacerdocio.
Con un seminarista en el seminario internacional de Ars
Volvió con pena de Ars, pero a la vez contenta de estar de nuevo aquí, en su querida comunidad de Caldes. Y con su regreso, y el mío de Roma, pude volver a alegrarme al contemplar cómo el Santo Espíritu iba trabajando a esta hija suya, forjando en ella la imagen del Cristo crucificado, el viviente, su Señor de siempre y para siempre.
Recibiendo a nuestro Obispo en casa
Sí, hermana M. del Carmen, nuestra querida hermana. Consentimos a separarnos un momento de ti porque sabemos que has ido al encuentro de tu Amor más grande, Cristo Jesús, quien te ha abierto los brazos como hija del Padre, hermana suya y templo del Espíritu.
El mismo Cristo  que, ahora, sobre el altar, se nos volverá a entregar en sacrifico vivo y verdadero para que tengamos vida en abundancia, para que un día podamos pasar de esta mesa de peregrinos al banquete del Reino. Y allí, hermana nuestra, allí nos volveremos a encontrar."
Mn.  Jaume González Padrós

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