MIRA CON LOS OJOS DE DIOS, PRUEBALO, VERÁS QUE CAMBIO


Hemos de agradecer a los evangelistas que nos presentan a los discípulos de Jesús tal como son: con defectos, con poca fe, cometen errores de toda clase. Esto nos los hace cercanos, porque también ¡nosotros somos así! Esto nos ayuda a entender que tener debilidades no es un impedimento para seguir a Jesús... sino todo lo contrario... Como dice San Pablo: “Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo”. No nos escandalicemos nunca, o no nos desanimemos nunca, de nuestras debilidades, sino que sean una ocasión de apertura a Jesús... “¡¡Jesús no puedo!! Ayúdame”.

Pedro recibe, lo que a mí me parece que es, la amonestación más dura y fuerte que hace Jesús en todo el evangelio. “Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar;…” Y la hace a un seguidor suyo. Por tanto, tomemos nota, y miremos de profundizar esta amonestación: “Tú piensas como los hombres, no como Dios”.

¿Qué quiere decir “tú piensas como los hombres, no como Dios”? San Pablo en la segunda lectura nos lo responde:
“Y no os ajustéis (amoldéis) a este mundo…” que quiere decir: no hagas tuyas, las maneras de hacer del mundo, sus criterios: la importancia del consumo, de la moda, de la belleza… no te amoldes al mundo presente.
El mundo presente te quiere dar una forma, Dios te quiere dar otra... ¡¡no te ajustes al mundo presente!!

“…sino transformaos por la renovación en el modo de ver las cosas”, ¿¿de dónde viene la transformación?? del cambio en la manera de ver las cosas... Nos hace falta mirar las cosas como las mira Dios... Cuántas preocupaciones, cuántos complejos, cuántos desasosiegos y tristezas desaparecerían si mirásemos las cosas como las mira Dios... Probadlo... Aquello que te causa preocupación, tristeza, míralo como lo mira Dios... ya verás qué cambio... Un cambio transformador... que viene de mirar las cosas de otra manera.

“…para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios” todo esto: “no seguir los criterios del mundo”, “mirar de otra manera” ¿¿para qué?? Para descubrir la voluntad de Dios... Y vuelvo a decir hoy, en mi última homilía de domingo, aquella frase que a mí me hizo tanto bien cuando era joven: “la voluntad de Dios en  tu vida y tu felicidad es una misma cosa.” Descubre lo que Dios te ofrece, y estarás descubriendo aquello que te hará feliz. Que es como acaba el texto de San Pablo: “…discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”.

“Lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”, es lo que dice Jesús hoy:
“negarse a uno mismo”
“cargar nuestra cruz y acompañarle”
“perder la vida por él”

Es un lenguaje duro, que causa respeto y espanta un poco, pero, tranquilos porque sabemos que es el camino de la vida, porque nos lleva a amar.

La vida verdadera va unida a la cruz. La vida verdadera va unida a  entender la sabiduría de la cruz. ¿Cuál es esta sabiduría? Que el amor es donación, y que sólo el amor nos hará felices.

Pero, no es fácil este amor de donación, sólo podremos vivirlo si miramos de vaciarnos de nosotros, para llenarnos de él. Vaciarnos de nosotros, para llenarnos de Jesús. Un buen resumen de lo que es la vida cristiana.

Francesc Jordana








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