FELIZ Y MIL VECES FELIZ



Feliz y mil veces feliz es en la tierra el alma a quien el Espíritu Santo revela el secreto de María para que lo conozca, a quien este huerto cerrado, para que en él entre, y esta fuente sellada para que de ella saque el agua viva de la gracia y beba en larga vena de su corriente. Este alma no hallará sino a Dios solo, sin las criaturas, en esta amabilísima criatura; pero a Dios, al par que infinitamente santo y sublime, infinitamente condescendiente y al alcance de nuestra debilidad. Puesto que en todas partes está Dios, en todas, hasta en los infiernos, se le puede hallar: pero no hay sitio en que la criatura encontrarle pueda tan cerca y tan al alcance de su debilidad como en María, pues para eso bajó a ella. En todas partes es el pan de los fuertes y de los ángeles, pero en María es el pan de los niños.
Nadie, pues, se imagine, como ciertos falsos iluminados, que María, por ser criatura, es impedimento para la unión con el Creador. 
No es ya María quien vive, es Jesucristo solo, es Dios solo quien vive en ella.

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