SAN IGNACIO DE LOYOLA.
Es la fiesta de nuestro Padre, Maestro y Guía eminente en los caminos espirituales: SAN IGNACIO DE LOYOLA. Pues, como decia nuestro Fundador de manera contundente: "somos ignacianos".
Y es impresionante la cantidad de hombres y mujeres de toda raza, lengua, pueblo y nación que a lo largo de estos últimos 500 años han sacado provecho de su experiencia espiritual expuesta tan metodicamente en los Ejercicios Espirituales. Cuantos santos conocidos como Madre Teresa, el Beato Juan XXIII, san Francisco de Sales, por citar sólo algunos más cercanos, y cuantos santos desconocidos deben su crecimiento en el conocimiento y la identificación a Cristo gracias a esta experiencia espiritual.
Maestro del discernimiento, con sus reglas para examinar las diversas mociones que tocan el alma "las buenas para seguirlas, las malas para desecharlas". Y para saber actuar en esos momentos penosos de la vida espiritual cuando los escrupulos nos asedian.
Maestro de la contemplación del Evangelio, con ese método que nos hace penetrar y encontrar a Cristo íntiomamente que me habla hoy a través de su vida histórica. Sin olvidar esa gracia capital del "conocimiento íntimo de Cristo para amarle más y seguirle mejor"
Maestro de la libertad interior, ayudándonos a "ordenar la vida", con "la indiferencia " que no es apatía sino "buscar y desear tanto cuanto... lo que Cristo amó y deseo"
Maestro del Amor auténtico desde el "presupuesto prealable: toda persona ha de ser más pronta a salvar la proposición del prójimo que a condenarla..." hasta la contemplación para alcanzar amor en la que se nos recuerda que el Amor se ha de poner más en las obras que en las palabras.
Maestro del Amor a la Iglesia con esas magníficas consignas para en todo sentir con ella, como Madre nuestra que es.
Maestro del compromiso apostólico auténtico, siguiendo la llamada de Cristo para conquistar el mundo para el Padre, para invitar a los hombres a vivir bajo el estandarte de Cristo de pobreza, humildad, humillación.
Maestro... sí, un gran Maestro aunque no quiso pasar como tal, sino que sólo quería "hacer bien a las almas"
Damos gracias al Señor por Iñigo de Loyola, y por todas las gracias que por su medio hemos obtenido a lo largo de nuestra vida.
Y no olvidemos programar nuestra tanda de Ejercicios este verano
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A la hora de expresarse tengamos en cuenta la ley de la Caridad