CRISTO VIVE EN CHINA SU PASIÓN


    El pasado miércoles, durante la audiencia general, el Santo Padre sorprendió con una apremiante invitación a confiar a la Virgen la Iglesia de China.
    En China la Iglesia católica reconocida por el Gobierno no está en comunión con la Iglesia de Roma. Los cristianos,  obispos, sacerdotes, y fieles que quieren esta unión viven su fe en la clandestinidad y en multitud de sufrimientos, encarcelamientos, violencias.
     Este mensaje del Santo Padre me hacía pensar en una viñeta que vi no hace mucho y no sé donde en la que había dos partes. Una de los años 60 donde los españoles pedían limosnas para ayudar a los chinitos que estaban en la miseria. Otra de nuestra época donde los chinitos hacían colectas para sacar a los españoles de la crisis.
    No sé si nos van a sacar los chinos del abismo en el que nos vamos sumergiendo. Francamente no lo creo, pero sí podemos nosotros unirnos a nuestros hermanos cristianos chinos, tendiéndoles fraternalmente la ayuda de nuestra oración y sacrificio. Esto nos ayudará también a salir a nosotros del aburguesamiento en el que nos hemos instalado.
    Os compartimos las palabras de nuestro Santo Padre.


         "El martes 24 de mayo es un día dedicado a la memoria litúrgica de la santísima Virgen María, Auxilio de los cristianos, venerada con gran devoción en el Santuario de Sheshan en Shanghai: toda la Iglesia se une en oración con la Iglesia que está en China. Allí, como en otros lugares, Cristo vive su pasión.
        Mientras aumenta el número de quienes lo acogen como su Señor, otros rechazan, ignoran o persiguen a Cristo. «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Hch 9, 4). La Iglesia en China, sobre todo en este momento, necesita la oración de la Iglesia universal. Invito, en primer lugar, a todos los católicos chinos a proseguir y a intensificar su oración, sobre todo a María, Virgen fuerte. Pero también debe ser un compromiso para todos los católicos del mundo rezar por la Iglesia que está en China: esos fieles tienen derecho a nuestra oración, necesitan nuestra oración.

          Sabemos por los Hechos de los Apóstoles que, cuando Pedro estaba en la cárcel, todos rezaron con fuerza y obtuvieron que un ángel lo liberara. Hagamos lo mismo también nosotros: oremos intensamente, todos juntos, por esta Iglesia, confiando en que, con la oración, podemos hacer algo muy real por ella.
          Los católicos chinos, como han dicho muchas veces, quieren la unidad con la Iglesia universal, con el Pastor supremo, con el Sucesor de Pedro. Con la oración podemos obtener para la Iglesia en China el don de permanecer una, santa y católica, fiel y firme en la doctrina y en la disciplina eclesial. Merece todo nuestro afecto.
         Sabemos que entre nuestros hermanos obispos hay algunos que sufren y están bajo presión en el ejercicio de su ministerio episcopal. A ellos, a los sacerdotes y a todos los católicos que encuentran dificultades en la libre profesión de fe les expresamos nuestra cercanía. Con nuestra oración podemos ayudarles a encontrar el camino para mantener viva la fe, fuerte la esperanza, ardiente la caridad hacia todos e íntegra la eclesiología que hemos heredado del Señor y de los Apóstoles y que nos ha sido transmitida con fidelidad hasta nuestros días.
        Con la oración podemos obtener que su deseo de estar en la Iglesia una y universal supere la tentación de un camino independiente de Pedro. La oración puede obtener, para ellos y para nosotros, la alegría y la fuerza de anunciar y de dar testimonio, con toda franqueza y sin impedimento, de Jesucristo crucificado y resucitado, el Hombre nuevo, vencedor del pecado y de la muerte.

        Con todos vosotros pido a María que interceda para que cada uno de ellos se configure cada vez más íntimamente a Cristo y se entregue con generosidad siempre nueva a los hermanos.
        A María pido que ilumine a cuantos están en la duda, que llame a los extraviados, que consuele a los afligidos, que fortalezca a cuantos se ven tentados por los reclamos del oportunismo.
       Virgen María, Auxilio de los cristianos, Nuestra Señora de Sheshan, ¡ruega por nosotros!"

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