UNA MIRADA DIFERENTE

 

Durante la primera semana de Agosto han tenido lugar en nuestra casa los ejercicios espirituales de 5 días que hacemos cada año por estas fechas. Aunque hace años que nos dedicamos a estos ejercicios, no deja de sorprendernos ver el cambio en nuestros ejercitantes, Ver como llegan, muchas veces estresados y agobiados, y ver con la paz y el semblante cambiado con el que se marchan. Damos gracias a Dios por todos ellos. A continuación os transcribimos sus testimonios:

 

El Padre Marco ha sido para mí realmente entrañable, me recordaba a mi papá, y creo no podía haber sido otra cosa que sacerdote. Tiene un carisma que es imposible no escucharle. Ha sido entrañable y se ha entregado con todo su corazón. Con la Hermana me confié como en una madre, y lo que he sentido, nunca lo había sentido con una religiosa. Gracias por su vocación. Me han llenado el alma. Que puedan continuar sirviendo muchísimos años más.

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Soy ejercitante habitual de esta casa y cada tanda es diferente. También tiene mucho que ver en como llegas tú a los ejercicios. Llegué con mucha aridez espiritual  y me voy muy llena. Estos días me he dejado acompañar y mirar por el Señor. Me voy con una mirada diferente y sintiéndome amada por el Señor, esto es lo que transforma. Estos ejercicios han estado muy basados en la realidad, y hemos recibido muchas pautas para llevar a la práctica los ejercicios en el día a día y en nuestras circunstancias habituales.

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He hecho ejercicios durante muchos años, y si es verdad que todos son diferentes y en todos el Señor te dice algo. Ahora, cuando volvamos a la realidad hay que recordar lo que hemos vivido aquí. Gracias al Padre y gracias a la Hermana, lo han hecho muy fácil.

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Venía de una época de aridez espiritual por una serie de acontecimientos, me ponía excusas para no hacer nada. El primer día de llegar aquí ya estaba muy contenta, como hacía días que no estaba y lo agradecí muchísimo. Tanto las charlas como los turnos de preguntas me han dado mucho que pensar, me han removido mucho y también he puesto muchas cosas en su sitio. Me marcho pletórica. Espero seguir en mi día a día con estas ganas de dar gracias al Señor por todo.

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Gracias a Dios y a mamá Maria por haber podido estar aquí reunidos. Mi esposa y yo nos dedicamos a llevar la palabra de Dios a la gente, y a veces nos sentimos cansados. Este espacio nos ha servido para llenarnos otra vez, mirarnos nuevamente, preguntarnos en qué punto estamos con el Señor. El Señor estos días nos ha reconfirmado muchas cosas. Como pareja hemos podido avanzar en nuestra vida familiar. Agradezco mucho al Padre, a la Hermana y a todo el equipo de la casa por este regalo.

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Necesitábamos desconectar porque, por nuestra labor,  siempre estamos dando y necesitábamos también recibir. Como cuando cuidas un enfermo, todo el mundo pregunta por el enfermo pero nadie por el cuidador, podríamos compararlo con nuestra situación. Gracias al Señor porque nos trajo aquí, y nos puso a un ángel en forma de la Hermana. Hemos podido sacar muchas cosas. Aunque nosotros nos dedicamos a aconsejar a otras personas, tú mismo no puedes aconsejarte. Gracias a todo el equipo de la casa porque está liderado por el Espíritu Santo. La oración de intercesión es muy importante. El covid me dejó secuelas muy fuertes, llevo 15 meses de baja, cuando llegué no podía ni subir escaleras, aquí se me han pasado todos los dolores, he hecho vida normal.

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Yo diría que, aunque ya llevo muchos años yendo a retiros, siempre eran retiros ignacianos de libro. He sentido cosas contradictorias porque aunque el retiro no era como lo esperaba, no había comprendido que significaban los ejercicios. Aquí he podido comprender lo que realmente son. Hace 15 años cuando empecé a hacer ejercicios, me dijeron que éstos eran una escuela de amor y no podía entenderlo. Esta vez he podido comprender que sí, que son una verdadera escuela. Me quedaría con las palabras que forman parte de los ejercicios: Conocer, amar y servir. Para mí ha sido como un milagro.

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No iba a venir a estos ejercicios, pero mi mujer me dijo que una de las ilusiones más grandes de su vida era hacer ejercicios espirituales, así es que al final nos apuntamos los dos. Gracias Padre porque en estos días he perdido un rencor de 50 años en mi corazón. Todo se resume en:  Servir, amar y sobretodo perdonar. Se me han borrado muchos años de sufrimiento, mío y de mi mujer. Me ha ayudado mucho y he aprendido mucho de todos. Perdona, ama, sirve y vive. Gracias.

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Estábamos buscando unos ejercicios y el Señor nos ha concedido estar aquí. Quiero decir que el Padre tiene un don especial, han sido unos ejercicios diferentes. El Señor se ha servido de todos para hacerme entender muchas cosas. Queremos crecer en el amor de Dios y todo lo que nos han explicado aquí nos ha servido mucho. ¡Esperamos seguir en este camino!

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He vivido un regalo de Dios a través de cada uno de vosotros. Tenía claro que venía a unos ejercicios pero no sabía dónde, encontré la casa en el full parroquial. Ha sido un inmenso regalo, he sido muy feliz. El Padre es un apóstol de Cristo. Yo nunca había integrado el dolor intenso de mis pecados y me ha ayudado con su ayuda y misericordia y también con su humor. He disfrutado mucho. Contaba con muchas cosas pero no contaba con el humor, y esto me ha transformado. En cada uno de vosotros he encontrado al Señor, desde que me abrieron la puerta hasta hoy. Me alegró poder rezar Laudes, Completas, Rosario…. ha sido un regalo de la Virgen.

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Había estado ya haciendo ejercicios en la antigua casa, pero no en esta. Me han sorprendido las instalaciones tan buenas que tenéis y esto me ha predispuesto. Es la primera vez que hago ejercicios con seglares, es un signo de los tiempos. En nuestra diócesis se mueve mucho el trabajar juntos, obispos, sacerdotes, seglares. La metodología ignaciana, me ha parecido muy bien, y las pláticas del Padre Marco, es la primera vez que veo a alguien que las hace de memoria, con este realismo y ocurrencia que nunca había visto. El horario ha sido intenso. Lo necesitaba, llevaba muchas cosas encima, me ha servido para enfocar el momento social y personal que vivimos, y necesitaba frenar.

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La Fe hay que alimentarla, de la misma manera que necesitamos comer para alimentar el cuerpo necesitamos comer, también necesitamos alimentar el alma. Ha sido distinto de lo que he hecho antes. Destaco la humanidad y el ejemplo de involucrarse en todo del Padre. Todas las charlas han sido interesantes, y espero que den su fruto. Me voy edificada.

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Cuando llegué tenía una gran desolación. Hace un tiempo pasé el coronavirus, estaba sola. Pasaba muchos ratos  mirando a la Virgen de Lourdes y ella me daba paz. En algún momento de la enfermedad pensé que Dios me había abandonado. No podía parar de llorar. ¿Cuánto va a durar? El Señor siempre me decía CONFÍA. Empecé a rezar el rosario y me ayudaba,  ofrecí todo el sufrimiento.  Aunque empecé a mejorar, quedé muy tocada. Unos amigos me trajeron aquí. Llegué muy débil. Ha sido un milagro porque he visto como el espíritu ha podido sobre el cuerpo. El Señor ha hecho grandes cambios en mí a nivel espiritual y me ha puesto físicamente fuerte. Estoy alegre, llena de paz, y feliz. Considero un milagro lo que ha pasado estos días. Reír ha sido muy importante.