Vuelve a tu padre


“Regresa donde tu papá, es la ternura del Padre que nos habla. Te está esperando. Es la ternura de Dios la que nos habla, especialmente durante la Cuaresma. Es hora de entrar en nosotros mismos y recordar al Padre o volver con papá.
“No, Padre, me avergüenzo de volver porque… Ya sabe Padre, he hecho mucho, he hecho mucho…”. ¿Qué dice el Señor? “Vuelve, te curaré de tu infidelidad, te amaré profundamente, porque mi ira se ha ido. Seré como el rocío; tú florecerás como un lirio y echarás raíces como un árbol libanés”.
Vuelve con tu padre que te está esperando. 
El Dios de la ternura nos curará; nos curará de muchas, muchas heridas de la vida y de muchas cosas feas que hemos hecho. ¡Todo el mundo tiene lo suyo!

Volver a Dios es volver al abrazo, al abrazo de nuestro padre. Y pensar en esa otra promesa que hace Isaías: “Si tus pecados son tan feos como la escarlata, te haré blanco como la nieve.
Es capaz de transformarnos, es capaz de cambiar nuestros corazones, pero quiere que demos el primer paso: volver. No es ir a Dios, no: es regresar a casa.
Y la Cuaresma siempre se centra en esta conversión del corazón que, en el hábito cristiano, toma forma en el sacramento de la Confesión.
Es el momento de… no sé si “ajustar cuentas”, no me gusta eso… dejar que Dios nos blanquee, que Dios nos purifique, que Dios nos abrace.

Sé que muchos de vosotros, por Pascua, os confesáis para encontraros con Dios. Pero muchos me dirán hoy: “Pero Padre, ¿dónde puedo encontrar a un sacerdote, un confesor, porque no puedo salir de casa?”.
“Y quiero hacer las paces con el Señor, quiero que me abrace, quiero que mi padre me abrace… ¿Qué puedo hacer si no encuentro sacerdotes?”. 
Haz lo que dice el Catecismo. Está muy claro: si no encuentras un sacerdote para confesarte, habla con Dios, que es tu padre, y dile la verdad: “Señor, he hecho esto, esto, esto… Perdóname”.
Y pídele perdón de todo corazón, con el acto de dolor y prométele: “Me confesaré más tarde, pero perdóname ahora”.
E inmediatamente volverás a la gracia de Dios. Tú mismo puedes acercarte, como nos enseña el Catecismo, al perdón de Dios sin tener un sacerdote a mano.

Piensen en ello: ¡es hora! Y este es el momento adecuado, el momento oportuno. Un acto de contrición bien hecho, y así nuestra alma se volverá blanca como la nieve.
Sería bueno que hoy en nuestros oídos resonara este “vuelve”, “vuelve a tu padre, vuelve a tu padre”. Te está esperando y te hará una fiesta”.
Papa Francisco, 20 de marzo 2020

Comentarios

Entradas populares