EL CAMBIO DE LA PASCUA
¿Qué cambió a causa de la Pascua? Los no creyentes se burlan
de la Resurrección. Los teólogos debaten la tumba vacía. Nadie puede
“comprobar” la Pascua. No obstante, una cosa queda claro: la primera Pascua
transformó a un grupo variopinto de discípulos temerosos y confundidos, en
testigos exultantes del Jesús resucitado. Su experiencia de Jesús como el
Cristo, los convirtió en heraldos intrépidos de las Buenas Nuevas, a pesar de
la persecución y hasta los límites del mundo conocido.
¿Qué cambia en nuestras vidas
a causa de la Pascua? El mundo es todavía un desastre. Mira Siria, Ucrania, la
República Centroafricana, el Sudán Meridional. El sufrimiento no se ha
desaparecido; la muerte todavía llega a cada uno. Como individuos o como
tribus, grupos étnicos o partidos políticos o naciones, infligimos dolor los
unos a los otros. Pero el Cristo resucitado está muy cerca de quienes sufren:
“Ven, y pon tus dedos en las marcas de mis palmas y tu mano en la herida de mi
costado.”
Algunos de nosotros evitamos el
sufrimiento, creyendo que eso traerá la felicidad; al contrario, Dios está con
los deprimidos. Cuando apoyamos a la gente que sufre, encontramos al Dios
misericordioso. La Pascua nos obliga a buscar a otros dondequiera que sufran,
especialmente cuando el sufrimiento es de gran escala. Cuando uno sabe estas
cosas, será bendecido si las pone en práctica.
Reconciliación, compasión, perdón y comunidad, todos se hacen posibles
cuando experimentamos la Pascua. Dios anhela nuestros corazones y quiere que
nos acerquemos a él, pero también que nos acerquemos a nuestros vecinos, tanto
los cercanos como los lejanos. La pascua es una llamada a la solidaridad.
La Pascua en el mundo real, implica
volverse más y más amorosos. No importa nuestra vocación, nuestro trabajo
verdadero es llevar este amor para reconfortar a todos que anhelen a Dios; ir a
donde vaya Dios, que es siempre hacia fuera al desconocido, al extranjero, al
pobre y olvidado—a los ‘dones nadie’ de este mundo. Eso es la fuente de la
alegría de la Pascua.
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