SI NO LO VEO NO LO CREO
El mundo nos dice: “Si no lo veo, no lo creo”. Y Jesús nos dice: “Bienaventurados los que crean si haber
visto”. Qué caminos tan diferentes los del mundo y el de Jesús. ¡¡Qué
contraste!!
Y aquí estamos nosotros, en el medio: por un lado, un mundo que se va
secularizando. Secularizado quiere decir que la sociedad ha perdido el sentido
de lo sagrado. Las cosas religiosas no le dicen nada. Y, por otro, Jesús que hoy
nos envía al mundo tal y como el Padre le ha enviado a Él. ¿De qué lado estamos
más cerca?
“Si no lo veo no lo creo” ¿Es que el ciego no cree en el sol porque no lo puede
ver?... ¿eh que no?... El ciego cree en el sol a pesar de que no lo ve, porque
lo siente, palpa los signos de su presencia, lo experimenta. Igual nosotros con
Dios. No lo vemos, pero, lo sentimos, lo experimentamos vivo en nuestra vida. Por
esto, creemos sin haberlo visto. ¿¿Es que sólo existe lo que es asequible a los
sentidos?? La felicidad, el
amor, la confianza, tampoco podemos detectarlas con los sentidos, pero, son
realidades fundamentales para nuestra
vida. Por esto, hemos de tener claro, como decía el
Principito, que “lo esencial es invisible a los ojos”.
Ninguno de nosotros ha visto a Cristo resucitado, como hoy lo ven los discípulos.
Pero, lo hemos visto manifestarse en nuestra vida, en nuestra historia. Si no,
no estaríamos hoy aquí.
Un día le pregunté a mi sobrina mayor: ¿por qué crees en Dios? Y ella me
manifestó que en unos hechos de su vida
había visto cómo Dios se manifestaba. ¡¡Bien!!
¿Por qué crees en Dios? ¿Por una idea, porque te lo han enseñado, por
tradición? ¡¡No!! ¡Crees en Dios porque se ha manifestado en un acontecimiento,
o en diversos, de tu vida! Como el Pueblo
de Israel. Creen en Dios al ser liberados de la esclavitud del faraón. No son
ideas, son hechos de vida.
¿Por qué creo en Cristo Resucitado? Porque lo he visto manifestarse en mi
vida.
El mundo tiene fuerza, mucha, tiene mucha capacidad de generar dudas, pero,
si estamos arraigados en Cristo y en la comunidad, ¡¡nada nos puede!!
Vivamos la primera lectura y las dudas desaparecerán de nuestra vida, y, en
nosotros se cumplirá la promesa de Jesús, ¡¡seremos felices!! (“Bienaventurados los que crean sin haber
visto”). ¿Qué hacían en la primera lectura?:
. “perseveraban en la enseñanza de los apóstoles”, traducido al siglo
XXI, formarse. Cada uno sabrá por qué medios (libros de lectura espiritual,
grupo de estudio del evangelio, grupo de vida creciente, diálogos en familia,
director espiritual, convivencias,...) El medio que sea, pero, es necesario
formarse, y hacerlo siempre... Siempre nos hace falta formación. Yo mismo, este
lunes y martes, tengo un curso en el obispado...
. “tenían todo en común”, traducido al siglo XXI, estar dispuesto a
compartir los bienes, tener una actitud de desprendimiento, somos administradores
de los bienes que Dios nos ha dado, no son míos. ¡¡Me pedirán cuentas del uso
que haga!!
. “partían el pan en las casas”. En los inicios a la eucaristía, se le
llamaba “fracció panis”, “fracción del pan”. Traducido al siglo XXI, reunirse para
participar de la eucaristía. ¡¡No para estar!! , sino, para participar!! ¡¡No hagamos
un teatro donde sois observadores!! Estáis implicados exteriormente e interiormente
en todo lo que celebramos en cada momento.
. “alababan a Dios”, sin oración personal no hay plegaria comunitaria,
ni nada de lo que hemos dicho. Todo parte del encuentro personal con Cristo, ¡con
un Cristo vivo, auténtico y resucitado!, que cambia tu vida, la hace diferente.
Que en estos días, el Señor pase por nuestras vidas y encuentre puertas abiertas,
encuentre en nosotros todo aquello que encontró en las primeras comunidades
cristianas, para poder entrar y renovar nuestras vidas.
Francesc Jordana
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