JESÚS NOS TOMA A NOSOTROS......TAMBIÉN EN LOS EJERCICIOS
Esta escena que hemos contemplado, Jesús la quiere
desarrollar, llevar a término, con cada uno de nosotros...
Allí donde dice “Jesús tomó consigo a Pedro, a
Santiago y a su hermano Juan”, pongamos nuestro nombre... Jesús nos toma a nosotros...
“Se los llevó aparte a una montaña alta”. Jesús
se nos lleva a lo alto de una montaña. La montaña es lugar de silencio. Siempre que vamos a la montaña
nos sorprende el silencio. Jesús se nos lleva allí donde podremos hacer silencio.
Porque es en el silencio, donde se empieza a escuchar la voz de Dios. Dos
opciones donde nos puede llevar Jesús: a) al silencio cotidiano de nuestra plegaria
personal. b) al silencio con mayúsculas, al silencio de unos Ejercicios Espirituales.
Sabéis que este fin de semana pasado he estado
predicando unos Ejercicios Espirituales a jóvenes de nuestra diócesis y de nuestra parroquia. Lo
primero que me decían la mayoría de los que vinieron a hablar conmigo era una alabanza
del silencio... Es curioso: aquello que en principio, les hacía más miedo, “¡¡tendremos
que estar callados, no podremos hablar, ni comiendo!!”, cuando llega el momento,
¡¡es aquello que más bien les hace!! ¡¡Cuánto bien nos hace el silencio!! Porque
nuestro silencio, nunca está vacío, es un silencio lleno de una presencia.
Santa Teresa de Calcuta empezaba una oración muy
bonita, diciendo: “El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración
es la fe, el fruto de la fe es el amor,...”.
Decía Pitágoras: “El comienzo de la sabiduría
es el silencio”.
• Continuemos...”Se
transfiguró delante de ellos”. ¡Jesús
también se transfigura delante nuestro! En el silencio, en la oración
prolongada, descubrimos un nuevo Jesús. Lo vemos como nunca lo habíamos visto antes.
Pasa algo sorprendente: conocemos Jesús, sí, desde hace muchos años, pero, allá
se produce una nueva relación: más divina, más interior, más interpeladora, más
amorosa, más experiencial.
Esta experiencia no es fácil hacerla en el día
a día... En cambio en los Ejercicios Espirituales, se palpa un nuevo Jesús, se
descubre un nuevo Jesús, como antes no lo habíamos visto.
Pedro dice lo que dice: “Señor, ¡qué bien se
está aquí!”. Qué bien que se está en el silencio, que bien se está con Jesús y oyendo
hablar de Jesús. Todos, o casi todos los jóvenes, habrían deseado que los Ejercicios
Espirituales de este fin de semana durasen más. Y lo decían... se está tan bien
aquí ...
• “...
y una voz desde la nube decía”. También nosotros en el silencio, ya sea de la oración,
o de los Ejercicios Espirituales, oímos hablar a Dios. ¡¡Dios que nos habla!! ¡Es
muy fuerte! Allá oyes hablar a Dios. No como me oís a mí, pero, escuchas una voz
más clara que la mía. Una voz que te da intuiciones de hacia dónde... Una voz
que te comunica el cómo... Una voz que clarifica enredos... Una voz que te dice
lo que necesitas escuchar... porque Dios sabe lo que necesitas.
Y el Padre dijo: “¡Escuchadlo!”. A nosotros, nos
lo dice: “¡escuchadlo!””. Hemos de escuchar a Jesús. Es la única cosa que Dios
Padre nos ha pedido directamente: “¡Escuchadlo!”. Ningún camino mejor para hacerlo
que el contacto con la Palabra de Dios.
Dice el Papa Francisco en el mensaje de Cuaresma
donde comenta el texto del rico Epulón y el pobre Lázaro: “De esta manera se descubre
el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a
la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a
despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar
la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar
el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don
del hermano”.
Hemos hablado bastante de los Ejercicios Espirituales.
Nuestros Ejercicios Espirituales parroquiales ya los tenemos muy cerca. Dentro
de dos fines de semana. ¡El 24, 25 y 26 de marzo! Ahora hacemos un momento de
silencio y pensemos si hay algún motivo serio para no ir a los Ejercicios Espirituales.
Acabo con las palabras con las que el Papa
Francisco, finaliza su mensaje para la Cuaresma: “Que el Espíritu Santo nos
guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de
la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo
presente en los hermanos necesitados”. Amén.
Francesc Jordana
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