"ESFORZAOS" , "CORRED".
Queridos hermanos y hermanas,
¿Nos encontraremos todos nosotros
en el cielo? ¿Llegaremos todos, casi todos, muchos, pocos, o muy pocos? Estas
preguntas hacen referencia a la cantidad... ¿cuántos se salvan?, ¿cuántos nos
salvaremos?
Hoy a Jesús le preguntan por los
“cuántos”: “Señor, ¿serán pocos los que
se salven?”. Y Él se escapa de esta pregunta y va a aquello que a Él le interesa
de verdad y responde el “cómo”, ¿cómo salvarse? Y dice Jesús: “Corred, esforzaos en entrar por la puerta
estrecha”.
Por tanto, le preguntan por una
cantidad, le hacen una pregunta que nace de la curiosidad, y Él responde
presentando el camino para salvarse, presentando la sabiduría para vivir la
vida y llegar a la vida eterna.
Las palabras de Jesús tienen fuerza,
vehemencia y contenido: “Corred, esforzaos
en entrar por la puerta estrecha”. Lo vuelvo a decir: hoy Jesús a cada uno
de nosotros, nos dice: “no te preocupes
si se salvan muchos o pocos, tú mira de esforzarte, de entrar por la puerta
estrecha”.
“Esforzaos”, “correr”. Es un verbo que denota dinamismo; hacer
cosas. Es un verbo que denota inmediatez, ahora, y no más tarde. Es un verbo
que denota fuerza; no te dice camina, sino ¡esfuérzate! Es un verbo que implica
avanzar, moverse, ponerse uno en movimiento.
Y nosotros, ¿qué hacemos? Porque
el verbo “esforzaos”, “correr”, dice
muchas cosas. ¿Corremos detrás de Jesús? ¿Lo seguimos de cerca? ¿Es un seguimiento
dinámico, inmediato, que nos lleva a hacer cosas, a movernos, a esforzarnos, a
avanzar como personas?
La imagen de la “puerta estrecha”
va en la misma sintonía de lo que hemos dicho. La puerta estrecha nos habla de esfuerzo,
de exigencia, de abnegación.
Llevemos esta exhortación de
Jesús a la oración, que nos lleve a mirar dentro de nosotros. Y pidámosle que nos
enseñe a “correr” “a descubrir qué quiere decir la puerta estrecha en nuestra
vida”. ¡Y no olvidemos nunca, que en las enseñanzas de Jesús hay la vida verdadera!
Contrasta este verbo, “esforzaos”,
con el peligro que indicaba el Papa en la Vigilia de oración de la Jornada
Mundial de la Juventud: “quedarse en el sofá”. Identificar la felicidad con un
sofá, donde descanso, donde tengo seguridades, donde me distraigo. ¿Estamos más
cerca del sofá o del esfuerzo?
Segunda idea: Nosotros los que
venimos a misa, ¿nos sentimos con unos ciertos privilegios de cara a entrar en
el cielo? Por encima de los que no ponen un pie en la iglesia.
¡¡Venir a misa cada domingo es muy
bueno!! Nunca lo pondremos en duda, pero, también, tiene algunos peligros. Uno es
que nos creamos que venir a misa nos da un pase para entrar en el cielo. ¡No es
así! Aquí no repartimos entradas para entrar en el cielo. Esto se hace mucho en
las sectas, especialmente las sectas evangélicas, Sudamérica está llena. Vienen
a decir: “si vienes con nosotros, a nuestros actos de culto, te aseguras la
salvación”.
Vigilemos porque la advertencia
que Jesús hace a todos, camino de Jerusalén, también nos la hace a nosotros: “Señor, ábrenos”; y Él os replicará: “No sé
quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: Hemos comido y bebido contigo, y
tú has enseñado en nuestras plazas”. Pero Él os replicará: “No sé quiénes
sois”. Alejaos de mí, malvados”.
Haber comido y bebido con Jesús es
un falso mérito. Haberlo tenido cerca en tu plaza, es un falso mérito. Dice el Papa
Benedicto XVI, comentando este texto: “Por tanto, no bastará declararse "amigos" de
Cristo, jactándose de falsos méritos: “Hemos comido y bebido contigo y tú has
enseñado en nuestras plazas". La verdadera amistad con Jesús se manifiesta
en el modo de vivir: se expresa con la bondad del corazón,
con la humildad,
con la mansedumbre y la misericordia,
con el amor por la justicia y la verdad,
con el compromiso sincero y honrado en favor de la paz y
la reconciliación.
Podríamos decir que este es el "carnet de
identidad" que nos distingue como sus "amigos" auténticos; es el
"pasaporte" que nos permitirá entrar en la vida eterna.”
Amén.
Francesc Jordana
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