LA FE VERDADERA NADA TIENE QUE VER CON LA MEDIOCRIDAD
La comunión con Cristo y con el Padre constituye el núcleo y
la medida de la vida cristiana verdadera. La llamada a la santidad incluye esta
oferta de comunión personal con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
El que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y
aún mayores (Jn 14,12).
La fe verdadera nada tiene que ver con la mediocridad.
Estamos llamados a continuar las mismas obras de Cristo (¡y aún mayores!)
porque estamos unidos a él y tenemos su Espíritu.
El deseo de Cristo, expresado en su oración y respaldado por
su entrega, no es que seamos «buenos», sino que estemos unidos a él y
compartamos su gloria. Conformarse con menos es ir en contra del deseo de
Cristo.
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A la hora de expresarse tengamos en cuenta la ley de la Caridad