PIDAMOS, SI , PIDAMOS....PERO CON FE.
“Si soy creyente y practicante, si estoy pidiendo
una cosa buena, ¿por qué Dios no me escucha, por qué Dios no me hace caso?” Pienso
que todos hemos pensado así alguna vez...
O quizás hemos pensado esta otra cosa... “Hace
años que le pido al Señor esto, y nada de nada, insisto, ruego y ruego y nada
de nada... ¿Cómo puede ser?” Muchas veces nos acaba pasando que dejamos de pedir
aquello que pedíamos...
El evangelio de hoy, la actitud de la mujer
cananea, da luces a todo esto. Hoy el evangelio
nos presenta en la mujer cananea un modelo para aprender de ella.
Expongo cuatro actitudes que vemos en la mujer
cananea que nos pueden dar luz a nuestras vidas:
Se acerca a Jesús con fe. ¿Nos acercamos a
Jesús? ¿Lo hacemos con fe? Cuando rezamos... ¿cómo lo estamos haciendo? ¿Tenemos
la conciencia de que hablamos con Jesús? ¿Lo hacemos con fe? o ¿es quizás, una oración
rutinaria, mecánica, repetitiva? San Ignacio dice que después de rezar has de
revisar cómo lo has hecho. ¡Revisémonos!
2) La
mujer cananea le hace su petición. “Pedid y se os dará”, nos dice Jesús. ¡¡Es
necesario que pidamos!! Como la mujer cananea que hoy nos es presentada como
modelo de la oración de petición. ¡Y que pidamos cosas difíciles! ¡Como ella! ¡Es
preciso que nos atrevamos a pedir! Quizás no pedimos porque tenemos poca fe,
poca fe en la capacidad de obrar de Dios... Quizás hay cosas que tendríamos que
pedir y no pedimos porque tenemos poca fe...
Hemos
de aprender a decir: “Señor, ayúdame”, “compadécete de mí”. Hemos de aprender a
pedir ayuda al Señor. ¡Revisémonos!
3) Ella
continúa pidiendo, a pesar que parece que Jesús no le hace caso. Y persevera y
persevera en su petición, hasta el punto que los discípulos se cansan. Pedimos
cosas al Señor... pero, va pasando el tiempo y la perseverancia en nuestras
peticiones se debilita. Un ejemplo: muchos y muchas de vosotros tenéis hijos e hijas,
nietos y nietas que no se han encontrado con Jesús. En su tiempo, rezabais por
ellos, pero ¿continuáis perseverando en
esta petición? Quizás ya no pedimos porque hemos perdido la esperanza...
Otro
caso: Todos vemos que el sistema económico no funciona; descarta a mucha gente,
“esclaviza” muchas personas, empobrece países enteros. ¿Hacemos una plegaria
confiada y perseverante para que se transforme? “Esto es muy difícil, padre”.
La URSS y el muro de Berlín, parecía que durarían
mil años. Y cayeron. En parte, seguro, por la oración de muchos, el primero de ellos,
San Juan Pablo II. Hace falta tener esperanza. ¡¡No nos dejemos robar la esperanza!!.
Santa Mónica estuvo 15 años pidiendo la conversión de su hijo Agustín … ¡¡15
años!!
Es
la perseverancia en la petición, que nace de la fe, la que provoca la alabanza
de Jesús. “Mujer, qué grande es tu fe”. Y su acción: “Que se cumpla lo que
deseas”. ¡No desesperemos nunca, no nos
desanimemos nunca! Confiemos en Él, “con él podemos caminar sobre el agua”, cosas
imposibles se pueden volver perfectamente realizables.
4) La mujer
establece un diálogo con Jesús. Todo lo que hemos dicho hasta ahora nace del diálogo
con él. Dialogar con Jesús, hablar con él, como con un amigo, esto es la
oración.
Acerquémonos con fe a Jesús, pidámosle cosas audaces,
perseveremos en la petición, y veremos las maravillas de su gracia. Que así sea...
Francesc Jordana
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