MI TESTIMONIO, MI AGRADECIMIENTO
La Madre me llevó a Caldes de Montbui la noche de su vigila,
en diciembre de 2016, a la casa de las Hermanas Cooperatrices de C.R. Siete
meses después, tras una intensa vivencia personal, que está consistiendo en
acercarme verdaderamente a Dios de una manera más madura y en intentar día a
día llevar este compromiso a la coherencia (o mejor dicho, en
buscar cada día la coherencia con este Amor reencontrado, a través de María),
el domingo 2 de julio de 2017, tuve la vivencia gozosa de compartir un retiro
para familias junto con mi esposo e hijo en la casa de las Hermanas.
Me gustaría detallar la experiencia en un texto, pero en
verdad no puedo trasladarla en palabras porque la empobrecería en el
mismo intento y no sería fiel a la experiencia.
Sólo os puedo decir que el domingo culmina para mí una fase
importante del reencuentro con el Señor.
La valentía de decir NO o de denunciar públicamente la
trampa o el engaño de llamar socialmente "normalidad"o
"normal" a lo que erróneamente es tan sólo frecuente o habitual
(por la ignorancia inoculada en la que hemos caído...), para mí, es también
una Gracia del Señor, algo que entendí, pude ver, escuchar y sentir en
casa de las Hermanas.
La meditación y la reflexión previa a los testimonios, la
cual se nos dio a través del padre Enrique, arrojó mucha luz a mi
experiencia familiar actual. Un encuadre absolutamente necesario en este
momento del camino que atravieso.
Doy gracias a María por hacerse tan evidente conmigo,
por conocerme tanto y por haber elegido expresamente para mi
"re"conversión un tan minucioso elenco de lugares, mensajeros e
instrumentos de Dios.
Gracias a Dios! Gracias a María! Gracias a todos los que
estuvisteis en el retiro y a los testimonios, gracias a todos los que nos
estáis apoyando en este proceso espiritual con vuestras oraciones y, en
especial, gracias a la hermana que casi semanalmente tiene la generosidad de
acompañarme en el Santo Rosario.
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