"ESTA EN NUESTRAS MANOS"
Y lo que nos viene a decir el
profeta es algo que ya nos suena: conversión, “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”. Y un poco más
adelante pone el dedo allí donde duele, diciendo: “Dad el fruto que pide la conversión”.
Ante estas palabras se pueden dar
diversas reacciones:
• Pueden molestar. ¡¡Con lo bien
que estábamos!!... y, ahora ¿nos hemos de convertir...? pero, si esto es muy
difícil...
• Pueden sorprender, no es Cuaresma,
qué dice, ahora, éste de conversión...
• Pueden generar indiferencia,
total es un profeta que nos lo dice... si no me convierto cuando me lo dice Jesús, imaginaros cuando me lo dice
el profeta este, “que llevaba un vestido
de piel de camello”. Qué aspecto debía hacer, ¿no?
• Pero, las palabras del profeta
pueden generar esperanza en nuestros corazones.
Esperanza, porque
refleja un optimismo antropológico. Me explico: cuando nos llama a la conversión,
lo hace ¡¡porque cree que es posible cambiar!! ¡¡Está en nuestras manos!!
¡¡Seamos
realistas!! ¡¡Nos hace falta la conversión!! ¡¡A todos!! ¡A mí, el primero! Y a
cada uno de una manera diferente, pero, ¡nos hace falta!
Y el Tiempo de
Adviento, nos dice que nos hace falta la conversión para poder vivir la Navidad
de una manera diferente. Para vivir las fiestas navideñas como Dios quiere, nos
es necesario hacer algunos cambios.
Si no nos
convertimos, viviremos lo de siempre, como siempre, sin novedades. Y éste no es
el dinamismo que Dios quiere. Para hacer una nueva experiencia en esta Navidad,
para descubrir nuevas luces, para conseguir nuevos compromisos, nos es precisa
ahora la conversión...
Frances Jordana
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