En uno de sus films Robin Williams me enseñó a evangelizar
Pensando
en su muerte recordé una de las películas que más me han gustado de
toda su carrera, y en especial, una escena que me ha ayudado
particularmente en mi vida apostólica. Me refiero a la escena del parque
en Good W. Hunting
Robin Williams es un actor que siempre
me ha gustado, su trágica muerte naturalmente me ha sorprendido y rezo
para que Dios en su infinita misericordia se apiade de él y le permita
gozar de la felicidad y la paz que nunca encontró en esta vida. Pensando
en esto recordé una de las películas que más me han gustado de toda su
carrera, y en especial, una escena que me ha ayudado particularmente en
mi vida apostólica. Me refiero a la escena del parque en Good Will Hunting.
El día anterior a esta escena, Will, un
chico genio pero problemático, durante su primera sesión psicológica con
el Dr. Sean (Robin Williams), encuentra entre los libros un cuadro
pintado por este días después de la muerte de su mujer. El joven, sin
saberlo pero intuyendo que el cuadro deja entrever una situación
dolorosa en la vida del psicólogo decide hacerle preguntas difíciles
sobre la obra hasta lograr su objetivo: ofenderlo y herirlo. El doctor
pierde los papeles, bota al joven de su estudio y pasa una noche
terrible, bebiendo y recordando los días más difíciles de su vida. A
diferencia de otros psicólogos que renunciaron a tratar a Will cuando
fueron maltratados por el muchacho, Dr. Sean acepta el reto de tratar al
chico y en su segunda sesión lo lleva a conversar a un parque. Aquí
inicia el video.
Elementos apostólicos:
1. Hacer apostolado es ser amigo: Hacer
apostolado personal no es un trabajo ni un encargo. Quien lo ve así
probablemente no logre nunca tocar el corazón de una persona. Cuando era
joven pensaba que alguien que hace apostolado no puede ser un auténtico
amigo porque quiere algo de ti, te quiere convertir en cristiano y la
amistad debe ser incondicional. No me faltaba razón, pero me faltaba
perspectiva. Si la amistad auténtica consiste en donarte al otro y
querer lo mejor para él, entonces no hay duda de que un cristiano no
tiene otro modo de ser amigo que haciendo apostolado. En primer lugar
porque el cristianismo no es un hobby sino la identidad más profunda de
una persona, y en segundo lugar porque un verdadero amigo, si tiene un
tesoro, lo comparte. El amigo que guarda su cristianismo para sí o no es
un verdadero amigo o no está convencido de su fe; es decir, no cree que
el cristianismo forma parte de su identidad o no cree que sea un tesoro
para los demás. Muy sencillo.
2. El amigo no es un profesor: Si
estás de acuerdo conmigo en que hacer apostolado personal es el único
modo de ser amigo para un cristiano, entonces, el apostolado no puede
ser un eterno y repetido ejercicio de pararse en un ambón a proclamar la
conversión de los gentiles. El apostolado es abrir el propio corazón y
contar en primera persona una experiencia personal de encuentro con
Cristo. Abrir el corazón cuesta y puede ser peligroso porque de vez en
cuando aparece un chico como Will que puede menospreciar experiencias
que para nosotros son muy profundas. ¡Eso duele! Pero es necesario, así
es la amistad. Blindar nuestro corazón y hablar por la boquilla de una
armadura de caballero medieval no es otra cosa que ser, como decía San
Pablo, un címbalo que retiñe. Pienso en el apostolado de Jesús e imagino
muchas escenas como la de Will y Sean: Jesús y la Samaritana, Jesús y
Nicodemo, Jesús y el buen ladrón… Cristo siempre abre su corazón, lo
muestra, lo ofrece, lo expone.
3. El apóstol tiene un tesoro: Estar
parado en la Capilla Sixtina y ver con tus ojos “El Juicio Final” de
Miguel Ángel es muy distinto que mirar su ilustración en un libro; sin
embargo, el libro nos hace creer que la hemos ya visto o que sabemos
algo de ella. Ocurre lo mismo con las miles de personas que creen
conocer a Cristo porque han crecido viviendo retazos de fe: catequesis
aburridas en el colegio, primera comunión en la que te acuerdas sólo de
los regalos no religiosos, confirmación porque todos lo hicieron y un
sin fin de liturgias en las cuales nunca se comprendió el sentido. Estoy
ridiculizando las cosas, disculpen; pero muchas personas creen conocer a
Jesús a partir de estas vivencias, creen que el Señor no tiene nada más
que ofrecer y que en eso consiste la vida cristiana. ¡Mentira! ¿Pero
cómo te hago entender que la Capilla Sixtina hay que irla a ver para
entenderla? Lo primero es fácil, hay que demostrar que las
ilustraciones no tienen ni fondo, ni dimensiones, ni riqueza. El Dr.
Sean lo hace muy bien, le muestra al joven que él sólo puede hablar de
un remedo del arte, del amor o de la guerra pero no puede hablar ni del
arte, del amor ni de la guerra autenticas. El catolicismo inmaduro, del
mismo modo, es fácilmente identificable con las preguntas adecuadas. La
segunda parte del dialogo es más difícil. El Dr. Sean pregunta a
Will si quiere conocer lo que no conoce, si se atreve a derribar
sus fantasmas y si es tan valiente para entrar en un misterio que
le puede cambiar la vida. Aquí el apóstol debe percibir el silencio e ir
a lo profundo del corazón de la persona con mucho respeto por su
libertad. El apóstol, que es amigo, no puede obligar a nadie a dar el
paso hacia una búsqueda más seria, debe saber esperar en oración sin
renunciar a dar testimonio de su fe a través de una amistad disponible y
paciente.
4. Nadie da lo que no tiene: Con
esto no quiero decir que hay que ser primero santos para después hacer
apostolado. Digo que Cristo no es un tesoro que se gana de una vez por
todas. La vida cristiana es vida, Dios quiere algo de nosotros y nuestro
dialogo con Él y la pregunta por su Plan deben ser constantes. Es en
esa dinámica que el Señor alimenta nuestra fe y nos permite hablar de Él
no sólo como quienes alguna vez lo encontraron sino como quienes viven
con Él, lo encuentran todos los días y de su Amor reciben una energía,
dígase alegría, que irradia. ¿Tienes a Dios, rezas, te esfuerzas por
hacer su voluntad, participas de los sacramentos que nos ofrece la
Iglesia y tratas de vivir las virtudes que nos acercan a la santidad?
¿Haces apostolado con todo eso detrás o cuando hablas de Dios abres más
bien un baúl viejo y polvoriento del cual sacas las reliquias de tu vida
cristiana para exponerlas un momento y luego volverlas a sepultar? Son
preguntas que todos nos debemos hacer.
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