PURIFICACIÓN ACTIVA - PURIFICACIÓN PASIVA
La verdadera libertad consiste en reproducir en nosotros el
espíritu de las bienaventuranzas, es decir, una profunda actitud de despego de
lo que poseemos: dinero, éxito, poder, proyectos muy queridos, pretensión de
gestionar nuestra propia vida.
Por esta pretensión de gestionar nuestra propia vida
y la de los demás nos hacemos esclavos de cosas, de compromisos, de
expectativas y de la imagen que los demás tienen de nosotros.
Esta libertad se conquista poco a poco: hacen falta
años de esfuerzo, (purificación activa) y sobre todo pasar por las
tribulaciones de la vida (purificación pasiva).
Sin la purificación pasiva nunca llegaremos a la
libertad total. Por eso es tan importante descubrir la mano purificadora de
Dios en nuestra vida: en la oración, en las amistades, sucesos, negocios,
enfermedades, cansancio, deserciones, humillaciones. Dios nos purifica a través
de los mil acontecimientos de la vida, y nosotros debemos abandonarlos
serenamente a su acción. Seguros de que él nos ama y todo lo dispone sabiamente
para nuestro bien.
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A la hora de expresarse tengamos en cuenta la ley de la Caridad