¿Qué puede cambiar el mundo?

¡¡¡Estoy harta!!! 
Perdonad el desahogo personal (pocas veces publico algo personal, y menos aún tan personal, en nuestro blog). 
Hoy no puedo más. Me he levantado peleona.
¡¡¡Estoy harta!!!
Pero no tanto por la corrupción política, injusticias, y miseria que corroe nuestra sociedad. Esto es tan viejo como la historia: desde que hubo propiedad, hubo ambición, hubo víctimas y corruptos (cf historia de Caín y Abel los hijos de Adán y Eva)
¡¡¡Estoy harta y no me puedo callar más!!! 
Tenía que explotar algún día y ha tocado hoy.
Estoy harta de los que no paran de quejarse de que no tienen dinero criticando a los políticos  que se forran, mientras que ellos en la gran mayoría de los quejicas, tienen cada día de qué echarse a la boca, tienen un trabajo digno, y unos hijos que gastan el finde.
Estoy harta de esas estadísticas en las que se ponen a todos los ciudadanos en un mismo saco: el de los aprovechados; donde se ridiculiza a policías, funcionarios, artistas, enfermos, jubilados… ¡y no digamos al clero y a las monjas! como si  fueran los que no tienen derecho a ser honrados y trabajadores, y ¡lo que es más! no fueran productivos, aunque muchos de ellos, no todos claro está, se estén jugando la vida día a día por favorecer la de los demás. 

Estoy harta de ese victimismo de pacotilla, y de esos líderes que chupan cámara y papel de periódico o de revistas, alimentando esperanzas con unas promesas de cuento de hadas, so color de realismo.
¡¡¡Os ha quedado claro!!! ¡¡¡ESTOY HARTA!!!
Pero que os quede mucho más claro aún que porque SOY REALISTA,

 ¡TENGO ESPERANZA Y POSITIVISMO!
 Como preguntaran a la Madre Teresa ante el caos dominante ¿qué hay que hacer para cambiar el mundo, la sociedad?, la Madre, con su aplomo habitual contestó mirando a los ojos al periodista que la entrevistaba: “vamos a cambiar usted y yo y habrá dos sinvergüenzas menos”
Hubo un hombre del que pocos quieren saber algo, aunque a nadie ha dejado nunca indiferente.  Él cambió el rumbo de la Historia sin ambiciones, sin coaliciones, sin casarse con el poder imperial, ni con ningún dirigente de su época. Pero pasó haciendo el bien. Cumplía la Ley de Dios, iba al templo y a la sinagoga y sanaba, alentaba, cambiaba las vidas de cuantos a Él recurrían.

Siendo el Todopoderoso, nació en un establo con menos poesía que los Pesebres navideños. No tenía donde reclinar su cabeza, aunque no le faltaron amigos ni invitaciones. Los pobres y sencillos, y aún los ricos honrados encontraban en El lo que nadie les podía dar y no se compra con dinero e influencias. 
Terminó, no sólo muriendo en una Cruz como un malhechor y abandonado de sus amigos, sino también venciendo a la muerte para darnos nueva VIDA, la vida del Amor, de la plenitud.
Y a lo largo de la historia 
¿Quiénes han sido 
los mayores bienhechores de los hombres?
 ¿Los políticos? No, por muy buenos que fueran, 
¿los filósofos,  sabios, científicos? No, por mucho que supieran…
¿Quiénes crearon las escuelas, hicieron viable la vida de los bárbaros nuestros antepasados, para que se dejaran de guerras y labraran el suelo fértil? 
¿Quiénes abrieron los primeros hospicios y hospitales? 
¿Quién cuidaba a los leprosos y a los que todos despreciaban? 
¿Quiénes aún hoy dan su vida por estar y ayudar a los que no tienen, mientras el 20% de la humanidad derrocha?
Los más grandes bienhechores de la humanidad fueron los seguidores de Jesús, Hijo de Dios verdadero. Los que se dejaron de pamplinas, y a lo tonto a lo tonto fueron haciendo el bien sin esperar nada a cambio, los que amaron de verdad como Jesús, hasta dejar el pellejo, sin esperar nada a cambio, sino el placer de gastarse por amor: el único placer duradero.

Y esos son los campeones que celebraremos mañana: los Santos. Aquellos que muchos conocen porque la Iglesia los ha reconocido, y aquellos que pasaron en el anonimato, pero dejando una huella que cambió su entorno. A muchos los hemos conocido.
Pues vamos a pedirles nos ayuden a sacudirnos las quejas, las indignaciones, las pamplinas, los derroches y a ponernos a aquello que SOLO PUEDE CAMBIAR EL MUNDO: 

  EL AMOR VERDADERO,

EL AMOR QUE ES PACIENTE, ES SERVICIAL;
NO ES ENVIDIOSO,
NO SE JACTA, NO SE ENGRÍE;
ES DECOROSO;
NO BUSCA LO SUYO; NO SE IRRITA;
NO TOMA EN CUENTA EL MAL,
NO SE ALEGRA DE LA INJUSTICIA;
SE ALEGRA CON LA VERDAD.

TODO LO CREE.
TODO LO EXCUSA.
TODO LO ESPERA.
SOPORTA TODO, SOPORTA TODO.
PORQUE EL AMOR, EL AMOR,
PORQUE EL AMOR,
ES DIOS, ES DIOS, ES DIOS.

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