la oveja número cien

 
  Aquella oveja rebelde se escapó de tu redil y buscó pastos peligrosos fuera de Ti. Tú la habías llevado por pastos seguros y en medio de la oscuridad había aprendido a dejarse guiar por Ti, Buen Pastor.
¿Porqué se escapó de Ti?... ¿Porqué buscó otros prados?... El deseo de aventura fuera de Ti turbó su corazón y marchó en medio de la noche de su corazón.
 Cuando no podía caminar más, vio que llegabas Tú, Buen Pastor, silbando por el camino y tejiendo el amanecer. Y pusiste la ternura de tus brazos para cargarla sobre Ti. Y con ella a todas las ovejas perdidas de la humanidad… A la oveja “número cien”…
Monseñor Francisco Cerro

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