¡CAMINA CON NOSOTROS EN EUROPA!

  Hoy dicen que se celebra el día de Europa. Continente evangelizado por los apóstoles, y que tanta riqueza cultural, ética y religiosa ha aportado a la humanidad.
  Sabemos bien que Europa olvida sus raices cristianas. El Santo Padre, ante la descristianización y paganización cada vez más crecientes del viejo continente, ha nombrado una Consejo Pontificio para su re-evangelización .
  Os invitamos a encomendar este proyecto a María nuestra Madre, tan invocada en tantos pueblos y ciudades europeas, y cuya corona de doce estrellas luce en la bandera que representa la, deseada al menos, unidad del continente.
  Para ello os proponemos la oración con la que el beato Juan Pablo II concluía su exhortación apostólica Ecclesia in Europa tras el sínodo de dicho continente.

María, Madre de la esperanza,  ¡camina con nosotros! 
Enséñanos a proclamar al Dios vivo; 
ayúdanos a dar testimonio de Jesús,  el único Salvador; 
haznos serviciales con el prójimo, 
acogedores de los pobres,
artífices de justicia, 
constructores apasionados  de un mundo más justo; 
intercede por nosotros que actuamos  en la historia 
convencidos de que el designio  del Padre se cumplirá. 
Aurora de un mundo nuevo, 
¡muéstrate Madre de la esperanza  y vela por nosotros! 
Vela por la Iglesia en Europa: 
que sea trasparencia del Evangelio; 
que sea auténtico lugar de comunión; 
que viva su misión  de anunciar,
celebrar y servir  el Evangelio de la esperanza 
para la paz y la alegría de todos. 
Reina de la Paz,  ¡protege la humanidad del tercer milenio! 
Vela por todos los cristianos: 
que prosigan confiados por la vía de la unidad, 
como fermento  para la concordia del Continente. 
Vela por los jóvenes,  esperanza del mañana: 
que respondan generosamente  a la llamada de Jesús; 
Vela por los responsables de las naciones: 
que se empeñen en construir una casa común, 
en la que se respeten la dignidad  y los derechos de todos. 
María, ¡danos a Jesús! 
¡Haz que lo sigamos y amemos! 
Él es la esperanza de la Iglesia, 
de Europa y de la humanidad. 
Él vive con nosotros,  entre nosotros, en su Iglesia. 
Contigo decimos  « Ven, Señor Jesús » (Ap 22,20): 
Que la esperanza de la gloria  infundida por Él en nuestros corazones 
dé frutos de justicia y de paz.
Amén


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